Sé la hiedra
trepando por mis piernas
con el rigor que impone la obediencia.
lame como hábil sierpe
el sendero más prohibido
pronunciando las palabras
que saben a privilegio.
Porque no hay mentira
cuando la mirada
se posa sobre la firmeza
y en exhalada exclamación
la adoración se revela.
Siente lo que eres,
verbo que se conjuga
en las formas que yo quiero,
cuando la dicha te alimenta
desde el poderío
creciente ante los ojos.