La he visto crecer
desde los cuentos
hasta los versos
asomando desde el norte
atezada como la noche.
De imagen verdadera
infecunda de pecados
y plena de ilusiones,
victoriosa en la estirpe
santa de su nombre.
La he visto despertar
transgrediendo el horizonte
abierta a posibilidades
besando el despunte
del astro más elevado.