En la balanza de sus fines
de un lado cuelga la rebeldía,
del otro sus ambiciones.
y en la ley que dictan sus intenciones
sentencia con justicia lo que quiere.
Distintos matices envuelven
el sonido y reflejo de su nombre,
pero tan solo uno contiene
su más impenetrable secreto,
aquel que solamente conoce
el juez de sus ocultos pensamientos.
Porque siempre vuelve
al sabor cierto del primer momento,
dictamen que marcó el inicio
de su perpetua obsesión.