El sí constate de sus ganas
va deshilvanando con premura
el ropaje de las dudas
y no hacen falta más palabras
cuando un sí es la llave
que abre su caja de deseos.
El atrevimiento se diluye
en el perigeo del latido
allí donde la certeza
es húmeda respuesta,
allí donde venero
ese incipiente manantial
que cual fuente de la juventud
me sabe a paraíso.