No sabía por qué, o tal vez el sentimiento nublaba su razón y por ello su cuerpo se dejaba llevar. Entonces se deleitaba en ese acto íntimo de desnudarse dejando que la cámara la retratara en cada pose que la envolvía de sensualidad y placer, porque su placer era aquel, posar y sentir como se excitaba al hacerlo.
Parecía una locura, su locura y la de Él, que en frente de Ella observaba sin perder detalle. Con su sombrero siempre elegante y su mirada atenta, admirando la belleza ante sus ojos, sin apenas aliento.
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