Soy profano
para los ojos que se bañan
en aguas de pureza,
fecundo las ansias
con el brío del brote
que crece entre mis dedos
con la exaltación virtuosa
de lo perfecto.
Me vuelvo efluvio,
lumbre de savia seminal,
plenitud de una mortal certeza
tan perversa como cautivadora,
tan cerca del bien
como del mal,
un embriagador néctar
para los ojos que se bañan
en aguas de pureza,
fecundo las ansias
con el brío del brote
que crece entre mis dedos
con la exaltación virtuosa
de lo perfecto.
Me vuelvo efluvio,
lumbre de savia seminal,
plenitud de una mortal certeza
tan perversa como cautivadora,
tan cerca del bien
como del mal,
un embriagador néctar
que tu boca anhela pronunciar.