En las horas azules
la llevo mar adentro
anclada a mi voluntad,
de extremo a extremo
se diluye en océanos
ante la insistencia
del flagelo que la conmueve.
Y no hay orillas que contengan
el desborde de su corazón,
ni hay un por qué
cuando los placeres se pagan
con el consuelo del dolor,
tampoco debilidades
cuando la fortaleza
se encuentra en la transgresión
y las concavidades
se vuelven refugios
abiertos para ser bendecidos.
la llevo mar adentro
anclada a mi voluntad,
de extremo a extremo
se diluye en océanos
ante la insistencia
del flagelo que la conmueve.
Y no hay orillas que contengan
el desborde de su corazón,
ni hay un por qué
cuando los placeres se pagan
con el consuelo del dolor,
tampoco debilidades
cuando la fortaleza
se encuentra en la transgresión
y las concavidades
se vuelven refugios
abiertos para ser bendecidos.