Cuánta verdad hay
en cada estrella enardecida
reflejo de esta luz,
cuánto sentido cobra todo
cuando nos quemamos lento
hasta fundirnos y te haces
prisionera de mi tacto
en la dictadura de mis manos.
Cuánto de cierto
en la semejanza como reflejos
que biselan tus ángulos
al erguirte sobre mí
alzándote en sublime gozo,
siendo el vértice más alto
que alcanza la armonía
de nuestra dimensión.