Fue cuando probó
el salobre sabor de los besos
entre la densidad de las olas
envolviéndola con agitación,
que un arrebatado mar
de incandescente brillo
la sedujo y atrapó
con su magnetismo encendido.
Y de él bebió
el elixir de la pasión,
la sombra de la nostalgia,
la llama de la vida
que dieron voz a su sentimiento
mecido en altamar.