Altamar.

Fue cuando probó
el salobre sabor de los besos
entre la densidad de las olas
envolviéndola con agitación,
que un arrebatado mar
de incandescente brillo
la sedujo y atrapó
con su magnetismo encendido.
Y de él bebió
el elixir de la pasión,
la sombra de la nostalgia,
la llama de la vida
que dieron voz a su sentimiento
mecido en altamar.

Rendición.

Y me habló
del exquisito deseo
que recorre vibrante su espalda
como arco tensado
ante el embate profundo
y sin contemplación
de mi demanda.
Y alzó la voz
con trémulo estremecimiento

al proclamar su rendición

siendo presa entre mis manos

profanada en su gloria,
inmolada por placer,
como nunca antes vencida.

Artium.

Verla
en desnudez total
es ver brotar girasoles
en sus campos de piel fresca,
es vislumbrar el sentimiento
como Romeo lo vio en Julieta.
Una Venus victoriosa,
diosa de un templo sagrado
que respira entre sutilezas
de alegretos y adagios.
Un vaporoso ángel azul
o un pájaro de fuego
latente en todos sus reflejos,
porque en ella
las artes se prodigan
siendo ciertas.

Poema que forma parte de la propuesta "Sinfonía de las Artes"

para el blog "Paraíso de Letras" de Ginebra Blonde.

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