Si existe Dios
encuentra sacra forma
a través de los estigmas
que mi tacto va tallando
en sus espacios interiores,
los que recorro y colmo
cuando entro y toco
las puertas de su cielo.
Curvando su dorsal
expande las alas para elevarse,
y en el cuenco de su vientre
bebo de la lucidez
alcanzando el reposo
en un pacto nunca roto.
Todo coincide como antes,
como siempre,
en un instante de emoción.