Me elevo
por sobre su horizonte
como regente que todo lo ilumina
siendo voz latente
de un lazo que doblega
y de los labios libera
lo nunca antes pronunciado.
Si yo digo sí, ella asiente
cautiva de mi palabra,
adicta a mi juego perverso,
porque solo yo conozco
cada reacción
que ante mí la delata
y que descubre
a través de mi mirada.
Y en la alquimia de los placeres
es elemento conductor
para la maestría de mis manos.