Adoraba las mentes ágiles. inquietas, aquellas que significaban un reto para la suya siempre ávida de encontrar a quien la desafiara a traspasar todo límite. Como desde aquel primer encuentro cuando presentó sus credenciales aduciendo extrema curiosidad.
Pero en el fondo, tras ese carácter firme, decidido, era una chica delicada y tierna que temblaba ante el primer roce. Solía decirme, que yo era un paso a dar con una amplitud en el avanzado. Y cada paso que daba, antes lo había pensado, porque ella deseaba siempre más, pero nada podía escapar de su control.
Y en esa constante incitación, mientras descruzaba sus piernas frente de mí, ella me miró y me dijo: "No puedes ser romántico y pervertido al mismo tiempo" y le dije, sutilmente: "Cuando quieras te hago un poema oral". *
© DUlCE
También publicado en "Lovely Bloggers" bajo etiqueta © DUlCE.