Viene a mí
como la primera visión
de un deseo prohibido,
acudiendo con premura
al llamado incipiente
de noveles placeres.
Viene con colores
de núbil primavera
a probar con agasajo
el indeleble sabor
del licor que la pervierte.
Viene como lumbre
de candela incandescente,
benévola e inefable
como la misma ardiente pasión
que la consume.