Tocada por un sol
majestuoso en su presencia
que fragua su ardiente materia
con inquietud y sabiduría.
Bajo una luz nueva
sin brillantes ni diamantes,
mas clásica en la galanura
de su votiva vestidura.
Así es como emerge
con mansa armonía
en la buenaventura de ser
sierva subyugada
a la voluntad de quien la eleva.