Las almas más curiosas y traviesas se liberaron en una mágica noche y se presentaron ante la puerta dispuestas a traspasar el umbral, otras renunciaron al atrevimiento, más quienes hicieron gala de su osadía se entregaron al dulce placer de jugar y al desafío de encontrar la mirada del León.
Alguien se presentó como demonio haciendo travesuras por doquier, alguien más solo vio los ojos cerrados y las más osadas vinieron desnudas de alma y de piel prometiendo empalagosas travesuras.
Otras no pudieron sustraerse al hipnotismo de la mirada que domina, o se dejaron llevar imaginando fantasías con sus disfraces. Damas en vestidos elegantes subyugadas por sentir el sabor más dulce.
También hubo atrevidos caballeros, uno renunció al deseo con dudas y el otro en su locura, imaginó dulces humedades en oscuras travesuras.
Porque lo dulce todo lo conquista.
Y así pidieron sus deseos de buenaventura, pero también silenciosos deseos quedaron atrapados tras la puerta.
Quién era quién tras el disfraz? Cuál fue la travesura más dulce? Solo queda imaginar...
ACEPTEN MI GRATITUD POR EL ATREVIMIENTO DE JUGAR