domingo, febrero 13, 2022

El Baile por Mujer de Negro II.

Se anticipó a la velada
rememorando el pasado
y acudió expectante al Baile
disfrutando de todo lo deseado.

- © DUlCE -


Mi gratitud Mujer de Negro.
Besos dulces.


Dulce baile


Había recibido un escueto mensaje, suspiró al pasado. No lo había visto por años, pero tener noticias suyas aún y después de tanto tiempo erizaba su piel. En el texto le pedía se reunieran para almorzar, unas líneas finales donde mencionaba que su número de celular había cambiado. Inmediatamente evitó el pensamiento, pero en el fondo era consciente de ese detalle. 

Hizo una mínima acotación al pie de la nota, "El mío no" y lo envió de vuelta con el mensajero. El siguiente mensaje fue recibido en su celular, ¿Dónde y cuándo nos vemos?, volvió a jugar con la situación, "Hoy, hora y lugar donde nos conocimos".

Se conocieron en una pequeña reunión nocturna, un restaurante peculiar a orillas de la ciudad, de esas que organizan los amigos mutuos a última hora, fue una velada agradable. Habían pasado varios años y aún se estremecía al recordarlo. 

Su encuentro fue emotivo, miradas profundas los volvieron al pasado, el tiempo se hizo corto, cuando se despidieron, le entregó un sobre violeta, discreto, sellado en lacre personalizado con el rostro de un león. Era la invitación para el baile de fin de año.

La noche de fin de año, mientras manejaba, iba absorta en sus pensamientos. Su conexión fue inmediata, había algo en su mirada de niño que la atrajo irremediablemente, de trasfondo oscuro, con cierto aire animal. Recuerda lo intenso que fueron sus encuentros, esa forma tan suya de escabullirse hasta lo más recóndito de su mente y desentrañar los secretos nunca revelados. 

Sus sesiones fueron increíbles, tanto, como el estremecimiento que sentía cada vez que su mente lo revivía. Desvelo su fetiche por los trajes entallados y oscuros y su deseo por su disciplina fueron cruciales en la fluidez de su relación, a su lado floreció mucho en el conocimiento y autoexploración. Después de prosperar en sus sesiones, se dejaban llevar con intensidad, hasta que cuerpo y mente quedaban laxos. 

Al llegar a su mansión, se acercó a recibirla. Se quedó observando su figura delgada, vestía traje oscuro y camisa blanca, guantes de piel a tono con su atuendo, su cabello corto parecía seguir su disciplina, zapatos impecables y sonrisa encantadora. 

Se acercó a ella, la envolvió en un abrazo prolongado en el cual, recorrió su espalda con sus manos y pudo sentir, que debajo del vestido negro estaba su sello, aquello que a él tanto le gustaba y ella portaba cuando se encontraban, luego se apartó ligeramente, la tomó del mentón, se inclinó hacia adelante para besar su boca, su cuello, ella retrocedió para soltar su amarre. Lo observó profundo, luego acercó sus labios carmín hacia el pulgar derecho cubierto en cuero, un discreto beso lo hizo suspirar hondo y prolongado, sus manos cayeron lentamente hacia sus caderas, fue un momento, luego las retiró pausado. 

Había mujeres hermosas en el salón del castillo, la semioscuridad lo envolvía en un halo de misterio, disfrutaron la música, los recuerdos, la compañía de una agradable velada.

La noche es larga ... Quizás desea cada uno más de lo que creían.

© Mujer de Negro


Como cada año, Mujer de Negro asiste al baile de fin de año 
organizado en su castillo por mi querido amigo, Dulce
Gracias por la invitación, fue una velada hermosa y llena de matices.

viernes, febrero 11, 2022

El Baile por J.P.Alexander.

Con romanticismo y entre suspiros 
vivió su primer Baile
siendo la Luna testigo
de su sonrisa imborrable. 

- © DUlCE -


Mi gratitud J.P.Alexander.
Besos dulces.



Baile de mascaras 2021. Feliz año nuevo

Hola  ¿cómo  están? Fui  invitada  a un  bello lugar. 


Miro la  luna  y suspiro falta  poco para acabar el año.  Llevo mi máscara y  abanico. Fui  invitada  a  un lugar mágico entre sueños , risas,  amistad  e ilusiones   la noche  transcurre.  Gracias  Dulce por la invitación  y   por  tu amistad. 

© J.P.Alexander.

miércoles, febrero 09, 2022

El Baile por Magade Qamar IV.

Zigzagueante fue su vals
al son de sus pasiones
que con solemne donaire
envolvió de intenciones.

- © DUlCE -


Mi gratitud Mi Estimada Magda.
Beso dulce.




Más allá de media noche...


Cuando recibí su invitación al baile me sonreí. La tentación es el juego perfecto de Monsieur. A nuestra disposición toda su mansión donde la seducción, el misterio y el instinto tienen cabida. Atreverse no es fácil. No querer volver, tampoco. Todo un mundo evocador a nuestros pies donde, sin darnos cuenta, revoloteamos como moscas sobre la miel buscando ser destino final de su mirada y de sus favores, corteses o no. Los favores de la noche son como los caminos del Señor, inescrutablemente misteriosos.

Ahora quiere abanicos, señales que desnudarán todas las intenciones. Tengo cierta curiosidad por ver cómo las damas se exponen. El mío permanecerá cerrado, hasta que lo considere adecuado, engalanando mi escote, entre la nube de mis pechos.

Mis pasos me abocaron al salón principal donde sonaba el vals que había abierto el baile. El león sonreía y el vampiro que aletea dentro de él afilaba sus dientes. Pasé ante la pareja, sin prisa, dejándome ver, arrastrando la falda de mi vestido como la cola de una serpiente zigzagueando. Le miré directamente e hice un suave gesto con la cabeza, una leve inclinación de saludo. Pude percibir el rugido del león recorriendo mi espalda y cada uno de los contornos de mi cuerpo. El león es sigiloso pero deja su aroma por donde pasa para marcar su territorio y esta noche, yo, quizá tan insolentemente como intencionadamente, lo estaba invadiendo.

Subí la escalera solemne, sin mirar más allá de los escalones, hasta llegar a los últimos. Entonces, crucé mi mirada con la de él que respondía sí a una pregunta que yo no había formulado.
Me acomodé en el aposento. Disfruté del champán bien frío, de las vistas al amplio jardín iluminado con antorchas cuyas llamas erigían las figuras de los setos como monstruos silenciosos. Abajo seguía la fiesta, los bailes reservados, los agasajos. Arriba, mi estrategia, mi paciencia y yo.
El león se prepara, acecha y ataca. La serpiente olfatea, va directa, clava sus colmillos... como el vampiro. Y cuando todos son, al mismo tiempo, presa y cazador se produce la eclosión de dos sangres, de dos instintos de lucha, dos instintos de vida.

La puerta se abrió. Las velas tintineaban. Mi vestido perdía su norte y mi propósito, a punto de ver sus logros. No hubo palabras. Solo las miradas se fortificaron sobre las pieles.

—He reservado el mejor baile para vos, mademoiselle.
—No esperaba menos de vos, Monsieur.

Solo en ese momento abrí mi abanico para que ahora fuera él quien sintiera el verdadero mensaje que le enviaba. Sus formas eran el mejor agradecimiento por asistir a su baile. Y yo, a su altura, correspondí. Porque yo soy, en sí, todo un abanico de piel, entrañas, y alma.


© Magade Qamar