Los instantes son bonanza
cuando los sueños ofrecidos
despiertan entre la viveza
de fulgores encendidos.
Con la dicha de palpar
el campo fecundo
donde la lluvia riega
y el ave del páramo
sacia su sed de ella.
Ángel que doma su agitación
prolongando el regazo
para hacerse dueño
de su consagrado amanecer.