Declaro que evoco los contornos
con la lenta rigurosidad
de mis avezados dedos
delineando lo pétreo.
Siniestra es la mano
que decreta en mi ser
los mandatos de este anhelo,
y me dejo arrastrar
por el ansia que articula
mi cuerpo desnudo.
Dame la única droga
que no podría negarme a probar
y túrbame más,
túrbame con crueldad,
mastúrbame y haz
que quiera acabar
con la lenta anestesia
del engañoso consuelo.