La consagración es alquimia
y los elementos son exactos
cuando multiplican
todo lo que anhelas.
Sé noble y dúctil
en tu luminiscencia genuina,
ofrendada sin mácula,
dócil ante la creciente codicia
que nutre y alienta
tu pureza no profanada.
Atiende el clamor
que se apropia de tus pensamientos
para tocar lo más alto
y traspasar
los límites autoimpuestos.
Respira y libera
todo lo que en tu ser brilla.