Pasional bajo la Luna
se dejó admirar
y buscando la aventura
su llave le abrió
las puertas del goce
de par en par.
- © DUlCE -
Muchas gracias Campirela.
Besos dulces.
La Invitación (La llave)
Un año más mi invitación fue entregada en mano, al abrir el sobre lacrado vi que había algo dentro de él, no tarde en averiguar que se trataba de una nota adicional en la cual indicaba que a la entrada en el hall, tendríamos que elegir una llave y a partir de ahí comenzaría nuestro juego de fin de año.
Me fascino la propuesta, en esta ocasión era nuestra intuición o suerte la que nos depararía una noche inolvidable.
El rojo fue mi color elegido para mi vestido, me sentía pasional, tal vez esa luna que regía el firmamento me influía demasiado.
Mis hombros los dejé al descubierto, la abertura del vestido en la parte derecha dejaba mi pierna libre para ser admirada, sin llegar a ser demasiado atrevida, lo justo para dejar la mente pensativa si debajo de aquella tela de satén había alguna prenda más.
Al llegar al Castillo del anfitrión, todo era misterioso, hasta las luces del camino con esas antorchas le daban un simbolismo sobre natural, las puertas al contacto con mis tacones se abrieron de par en par, un mayordomo me recogió mi capa negra, al entrar sobre una mesa de mármol blanco había siete cofres abiertos dentro de ellos siete llaves, era curioso todas estaban en su lugar¿Habría sido la primera en llegar?
En ellos no solo estaba la llave, sino al lugar que pertenecían, desde una Biblioteca, pasando por una habitación violeta y un confesionario, además de otras cuatro más.
La duda creció en mí, ante tanta variedad era complicado elegir, tarde más de un minuto en decidirme, elegí la llave que me abría, un mundo de aventuras— La llave pertenecía a la biblioteca —sin quitarme mis guantes, avance la cogí entre mis manos, en ese instante algo me recorrió por mi espina dorsal.
Durante mi búsqueda a la aventura no vi a nadie, solo oía esa música de piano con sus notas sensuales, sobre la mesa central la gran variedad de viandas dieron el primer placer a mi cuerpo, no pobre nada, pero si tome una copa de los muchos cócteles variados que mis ojos observaban y mi boca deseaba saborear.
Elegí el del color rojo esta noche, tal fuera el presagio de una velada pasional y, que mejor que el rojo inundara mi interior.
Mi búsqueda llegó antes de lo previsto, la puerta tenia un minúsculo símbolo— Un libro hecho en relieve — se encontraba en el hall, no dude en abrirla, mis ganas de saber que me acechaba me hicieron que tuviera un pequeño problema al abrirla, nada que no se solucionará, al abrir me sorprendió su luz y el silencio, pero ese olor que embriagaba la sala, los muebles de madera de roble cubrían las paredes.
Una voz sonó desde algún lugar ...
—Adelante has elegido la llave que te hará volar a cualquier lugar
—Es lo que he venido a buscar, la aventura que me haga elevar tan alto que tarde un año de regresar a poner los pies otra vez sobre el asfalto de la ciudad.
—¡Tus miras son muy elevadas! tal vez tengas que ayudarme a que eso que deseas llegue a suceder.
—Estoy segura, que así será, un caballero siempre ha de complacer a su dama
—Pues si así lo crees, no seré yo quien no ponga interés.
La voz dejó de sonar, en su lugar una melodía comenzó a sonar, la luz se fue haciendo más tenue, sentí unas manos sobre mis hombros descubiertos, ellas estaban calientes y su aroma penetró en mí como por arte de magia, sus labios carnosos seguían el curso de mi cuello, no llegaban a tocarme, pero si a acariciarme, sus manos se aferraron a mi cintura y por primera vez sentí su cuerpo tras de mí.
No me atreví a girarme, quería seguir en esa posición, él detrás cada más excitado, oler su aroma me embriagaba, sentir su entrepierna me hacía vibrar, solo giré sobre mí al son de aquella melodía.
Nuestros testigos fieles eran los volúmenes que había en esas estanterías, cada uno de ellos me transmitía que movimientos iba a realizar, y así fue como sin darme cuenta sus ágiles dedos desabrocharon mi vestido cayendo al suelo, allí estaba desnuda con mis tacones, guantes y mi máscara, y él contemplado mi figura.
La velada transcurrió como en una nube, el acto realizado no fue un sexo tradicional, fue algo más sublime, algo más mágico, fueron dos almas uniéndose en el placer supremo, esa noche de fin de año jamás la he de olvidar, no solo las letras danzaron en esa sala, mi cuerpo fue como una espada afilada dando el estoque final, mil orgasmos saltaron y en cada uno de ellos mis gemidos se incrustaron en ese libro abierto en blanco que presidía nuestra gran aventura de pasión.
Campirela_
PD. Gracias siempre Dulce, por esta invitación que cada fin de Año es un placer asistir.
Mis mejores de deseos para ti , y todo aquel que se acerque por esta ventana de ilusión e imaginación.