Resucita por azar
en la frágil fugacidad
del único momento,
lúcido sueño
de indeleble eco
que vuelve a ser,
a ser lo que era.
La vivacidad del afán
por obtener satisfacción,
la necesidad por abrirse
a lo más impuro.
Trayendo consigo
la íntima ensoñación
que profusamente se licua
para dejar el rastro
de un nocturnal estallido,
antes de que el día venga
a demandar su presencia.