Luchar y vencer
más allá de los temores
y la adversidad,
siguiendo el latido que se acrecienta
como el clamor
de quien avanza con valentía
por propia dignidad.
Ajena a Dioses
que no saben de lo terrenal
eleva su rostro esgrimiendo su espada
y no mira atrás,
atravesando victoriosa
por entre las llamas
tan solo ataviada por la verdad.