Con el vértigo de la prisa
acudió raudamente a la cita,
desafiando el caos
llegó a Mis Dominios
y vivió su propio sueño
de un Baile suspendido.
- © DUlCE -
Muchas gracias María.
Besos dulces.
Su carta elegida fue ...
(No eligió ninguna, pero le asigno esta.)
BAILE DE UNA NOCHE DESATROSA
La noche era oscura y tormentosa. El viento soplaba con fuerza estrellando las gotas de lluvia incesante contra los cristales. No resultaba nada apetecible cruzar el marco de la puerta para salir aquella noche y mucho menos enfundada en aquel traje oscuro que se ceñía a su cuerpo permitiéndole a penas caminar gracias a la infinita abertura que tenía a la altura de los tobillos subiendo como sus interminablemente tacones, hasta la rodilla. Se colocó aquel curioso antifaz con forma de murciélago sobre su nariz y tras abrigarse con una capa enorme de terciopelo rojo, respiró profundamente -como para infundirse valor- abrió su paraguas y salió dejando tras de sí el cálido ambiente de su casa donde al cerrarse la puerta crepitó el fuego de la chimenea.. pensar en la dulce sensación que tendría al volver, la animó. Corrió sobre el césped encharcado frente a su casa, luchando a cada paso porque sus infinitos tacones no se hundieran clavándose como estandartes en el encharcado suelo, hasta entrar precipitadamente en el vehículo que tenía aparcado frente a su casa, donde se derrumbó exhausta sobre el asiento del conductor.
Colocó su pequeño bolso en el asiento del copiloto, junto con su empapado paraguas y se dispuso a arrancar. Al hacer contacto se dio cuenta que no sabía donde estaba la lugar donde aquella noche se celebraba el misterioso baile de DULCE, así que colocó las coordenadas de la dirección en el GPS e inició la marcha. Los limpiaparabrisas no dejaban dejaban de moverse a un lado y otro, con su ronroneo incesante, sobre el parabrisas que además de la lluvia, permanecía casi opaco por la condensación que se acumulaba en el interior… intentó limpiar lo que pudo para ver algo y se incorporó a un asfalto brillante donde a penas se podía ver las líneas que la definían. Circuló por una carretera ondulante subiendo y bajando colinas durante casi una hora, penetrando en la tormenta que a cada minuto parecía arreciar más.. de pronto, el volante hizo un movimientos extraño y el vehículo se paró. Intentó encender el contacto de nuevo, pero el motor parecía negarse en redondo a arrancar…lo intentó varias veces y viendo que no obedecía abrió la puerta, salió, levantó el capot y como era una experta mecánica, no en vano era ingeniera de la NASA. Su destino estaba escrito, desde niña estaba siempre en la Luna. Así pues, en pocos minutos, observó el problema, lo solucionó y en seguida volvió a rugir el motor volviendo a la vida. Corrió al interior del vehículo y absolutamente empapada, condujo hasta llegar a una elevación donde por fin, como surgiendo de la nada, apareció una construcción imponente llena de torreones a diferentes alturas. Aminoró la marcha y se dirigió a la entrada principal. Allí, bajo una especie de porche techado, se le acercaron dos caballeros elegantemente vestidos que solícitos se ofrecieron a aparcarle el coche, salió entregándole las llaves a uno de ellos y caminó unos pasos hasta una puerta enoorme que en el instante en el que ella estuvo delante se abrió lentamente como invitándola a entrar. Así lo hizo. ... ...
…Dentro se encontró una amplia estancia al fondo de la cual se elevaba majestuosa una enorme escalera que ascendió mientras empezaba a escuchar una música suave que aumentaba de intensidad a medida que caminaba. LLegó a un salón donde para su sorpresa no había nadie. Absolutamente nadie salvo dos violines, un chelo y un piano que sin ningún intérprete sonaban maravillosamente y eso, a parte de extraño y misterioso, resultó sumamente agradable. Mucho más al sentir el calor de una inmensa chimenea que iluminaba el salón a la luz de las llamas que en su cimbreante danza impregnaban el ambiente de una calidez reconfortante.. Despacio se acercó hasta el fuego cuyo calor alivió el destemple que recorría todo su cuerpo -calado hasta los huesos, como estaba- después de su odisea bajo la lluvia. Sus pies también estaban helados y además entumecidos por la incomodísima postura sobre tan elevadísimo tacones, así que se descalzó, se sentó en el suelo y estiró sus brazos y sus piernas acercándolos hasta el fuego haciendo una especie de U con su cuerpo en equilibrIo… Justo cuando estaba en semejante postura, hizo acto de presencia DULCE, alto, fuerte y con una enorme y preciosa sonrisa y acercándose le dijo mientras ella perdía el equilibrio:
- Tranquila! Siento muchísimo tu esfuerzo María, hemos suspendido el baile por culpa del tremendo temporal que sufrimos. Espera, en un segundo estoy contigo…
Desapareciendo con el mismo sigilo que había aparecido. A los pocos minutos regresó con un enorme edredón entre los brazos y dos tazas de chocolate caliente, se lo puso por la espalda y ella, al sentirlo, se envolvió rápidamente desapareciendo dentro de aquella sensación deliciosamente confortable, luego DULCE se acercó, sentándose en el suelo a su lado, ofreciéndole una de las tazas humeantes, que tomó entre sus pequeñas manos sintiendo inmediatamente su calor y con él, una maravillosa sensación de seguridad y bienestar y… …Allí quedaron ambos, sentados frente al fuego, mientras la cámara hacía un barrido por toda la estancia, cerrándose la imagen con sus siluetas dibujadas al fondo, frente a la crepitante chimenea… FIN.
© María