Ninfa de las ensoñaciones
tú que conviertes páramos
en vergeles de colores
cuando el deseo dibuja
tu figura en el aire
orlada entre los versos
que nacen en tu nombre.
Sé que el cielo cristalino
reverbera en tus ojos
y encandila demonios
seducidos por la fertilidad
que desprende tu existencia
al expandirse sin tiempo,
embriagando sin mesura
a quien se pierde ciegamente
en tu cautivante laberinto.