En el sinuoso juego
de las posibilidades
repta sutil
por los misteriosos recovecos
de las subyugantes inclinaciones.
Ostenta el lujo
de su codiciada condición,
mientras saborea sigilosa
relamiendo mi nombre
al alimentarse de mi fuego
cual cortesana de Síbaris.
Es el cegador farol
entre las oscuras verdades
y ante su flor imperial
la apuesta siempre es
todo o nada.