Felino su garbo,
digno de la sutileza innata
que se le concedió
por designio del astro mayor,
el que rige sus propósitos
favoreciendo en ella
la fuerza de su tesón.
Va dejando en estela
un reguero de sentimientos
con la nobleza de su intención
y se alumbra de sensualidad
siendo estrella en su noche
de galano azul satén
cuando saluda al Sol.