Cíñete a las formas
y en un soplo candente
aviva el torrente
de mi virilidad.
Alzada
como un cirio sacro
en testimonio de esta liturgia
entre cuerpo y alma.
Sé creyente fiel
de la revelación
que ante ti se manifiesta
en plenitud y verdad.
Encarna con devoción
tu verbo en mí
hilando en tus labios
la semilla de mi ser.