Aromas frescos
de su carne de niña
huelen a rosas
a miel de inocencia
y a fruto soñado.
Clara se muestra
fina como el cristal
de lumbre vivaz
dotada del encanto
puro y primaveral.
Bella terneza
sin mácula alguna
blancos sus muslos
se abren cual abismo
de sueños incontables.