Ni bronce, ni mármol
solo fuego tras la corteza
de la imperfección,
que como un astro bullente
se enseña en audaz visión.
Mitad fiera, mitad hombre
exaltado en las Adonias
hasta la grandeza abstracta
e inmerecida.
Efímera anatomía
pretenciosa de ser arte,
cotizada por tus pupilas
que admiran el momento
en que eres mi gozo.