martes, enero 31, 2012

Musa, dulce musa.


Es el deseo sujeto a las ideas,
aquellas que te traen en pensamientos
que así intento palabras que sean dulces caricias
para estar atento al momento en que tu temblor me diga
que he llegado muy dentro de ti.
Que allí en la profundidad de tu esencia
me sueño entre pétalos azulados
y atado a tus caderas,
con tu cuerpo abrigando el placer de saber
que poco a poco te quitaré el aliento
hasta devolvertelo en un largo beso.

Y sin embargo no dejaré huellas visibles en tu piel,
ni mi boca te dirá palabra alguna
y mis ojos no miraran a los tuyos.
Musa que entre fantasías te cuelas,
bañalas de esa dulzura que anuncia tu nombre
y guardame como un secreto hasta el día siguiente, 
que no debe haber más dulce castigo
que ser tuyo en cada estremecimiento,
ni riesgo más placentero que susurrarte secretamente este deseo.

miércoles, enero 25, 2012

Simplemente tú.


Tienes la ternura brillando en la mirada,
esa ternura cobijada en las edades tempranas
cuando la ilusión de un leve roce
basta para agitar el corazón y despertar las pasiones.
Cuando las caricias se hacen parte de los juegos
y descuidadas brotan con un poco de miedo,
conservas ese aire de infancia,
de niña traviesa en días frágiles ante lo adverso
y tu corazón de princesa guarda tesoros
que el mundo desconoce.
Niña bella, yo podría perderme en tus ojos y nunca querer volver
como si fueran atardeceres teñidos de colores
o amaneceres cubiertos de envolventes aromas,
podría treparme a tu castillo sólo para susurrarte este poema,
pero ese premio será de quien merezca 
tus emociones blancas de primavera,
el mío tan sólo dibujar en ti una sonrisa,
que soñarse apenas erizando tu piel pura
es un privilegio mayor para cualquiera de sólo quererlo.
Vuela en la búsqueda de tus anhelos
hazlo por el cielo abierto de tus sueños,
abre tus brazos al encuentro,
persigue ese beso de final feliz,
porque el encanto de tu sentir
te hace perfecta en un mundo imperfecto
simplemente por ser tú.

miércoles, enero 18, 2012

Te regalo.

Te regalo caricias envueltas en palabras
sólo amparado en ese tierno susurro tuyo
que me nombra como tu dulce niño.
Quiero que respires, que saborees y sientas
dulces besos que mis labios dibujan para ti,
como si en tu boca llovieran gotas de miel.
Arrulla este sueño, yo arrullo tus deseos
al menos por una mañana de azulado día,
allí por un instante a tu lado.
Las aves cantarán claras melodías
y pondrán la música que adorne el momento,
porque en el profundo azul de tu cielo se bañan mis versos.
Como delfines traviesos que se mecen confiados entre las olas,
así quiero mecerme en tu cuerpo
agitado apenas por el fresco aliento.
Te regalo envuelto en un sentimiento,
imaginando tener el privilegio,
al menos por una mañana.
Entro sigilosamente como brisa por tu ventana
con el atrevimiento de un niño
y si llego a rozar tu corazón, sólo conservame dentro.