Contornos de sin fin
trazan los dedos por las costuras,
se enredan, se pierden
acariciando finas texturas
y tras ellas
la más codiciada, la más suave
la intima esencia de su piel
ofrendada en un rojo corsé
y en su rostro la máscara
que guarda solo para mis ojos
su rutilante faz angelical.