Cuando la noche desciende
y la carne arde entre necesidades
haces que rompa las reglas
en todos los juegos que nunca gané,
porque conoces mis debilidades.
Entonces solo cierro los ojos
para ver la semilla convertida en flor,
ofrecida quietamente
como droga que corrompe
todos los juramentos
balbuceados entres vicios
que me condenan
al perpetuo anhelo de tu perfección.
Podrás salvar mi alma?
quiero ser el elegido,
libérame de culpas.
Me harás bienaventurado?
solo me basta contemplarte
para obtener el consuelo
vertido en mis manos.