Cada palabra sonaba a un reto por superar, a una motivación por ir más allá, no sin provocarle cierto nervio que a la vez se transformaba en un acto reflejo entre sus piernas. Casi sentía que era otra cuando Él le llevaba a vencer sus pudores haciéndole sentir tan impura. Experimentar ese intenso placer parecía inyectarle adrenalina y la mayor recompensa llegaba cuando sus dedos navegaban entre la incipiente humedad. Casi como si Él la estremeciera toda con tan solo una ligera pluma.
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