domingo, octubre 23, 2011

Tu recuerdo.

El sabor de tu recuerdo
es igual a la excitación
que solías despertar en mis sentidos
con tan sólo oírte cerca.
Era la suavidad de tu voz
similar al roce de tus labios
y al deseo constante de perderme en tu cuerpo
ese anhelo manifiesto de mi parte
que hacía a tu corazón agitarse en silencio
y humedecía hasta el rincón más virgen y secreto.
Hoy el aroma de tu presencia vuelve
trayendo memorias de ardientes momentos, que no fueron.
 
 

10 comentarios:

  1. Los momentos que no fueron fuego... son hermosas brasas, aquí... en tu delicado rincón de vibraciones.
    Me gusta tu forma de desplegar las alas de la intensidad.
    Cuando las recojas... tendrás su propio brillo.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Sir Bran por tus conceptos.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Memoria envuelta en recuerdos desde la suavidad de la voz que acuna y mece el alma.

    Un beso.

    PD.- Te he enlazado en mi lista de blogs y como seguidora.

    ResponderEliminar
  4. Gracias María por seguirme, ya tengo una nueva rosa en el jardín ;)

    Un beso para ti también.

    ResponderEliminar
  5. Sabor dulce de recuerdos añorados,
    caricias en la piel de tactos encontrados
    aromas de esencia,
    momentos de vida,
    sueños de magia.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  6. Tu primer comentario o de los primeros fue acá.

    Aromas de esencia, de tu venida y presencia.

    Dulces besos María.

    ResponderEliminar
  7. ¿Aquí fue mi primer comentario? ¿con fecha 2 de noviembre de 2011?

    Un dulce beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sino fue el primero, de los primeros que me dejaste y siempre vuelves.

      Dulces besos.

      Eliminar
    2. El primero está en el poema "Déjame un beso"

      Eliminar
  8. Buscare esa entrada porque quiero encontrar mi primer comentario para saber exacta la fecha del dia en que descubri este embriagador y bello jardin de flores.

    Un beso muy dulce.
    THM

    ResponderEliminar

“La belleza complace a los ojos; la dulzura encadena el alma” (Voltaire)