Brotan
desde una misma raíz
germinando entre anhelos,
enredadas al tronco
que les confiere vitalidad.
Mimosas
y en incipiente fertilidad,
como rojas rosas
carentes aún de espinas.
Hermanadas
en un lazo de savia esencial,
entregadas a la causa
de un ansiado e idéntico
placer compartido.

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Mientras yo comentaba, tu publicabas un nuevo y encendido canto a la complicidad y al complacer/se.
ResponderEliminarTelepatía?
😘
Si la telepatía hace que me comentes seguido, bienvenida sea! Espero que no haya sido que te he despertado ;)
EliminarBesos dulces, Marina.
Un despertar a los sentidos , donde la vida será su guía y el destino su placer.
ResponderEliminarUn beso, feliz resto de semana.
Bien podría haber sido parte de tu propuesta sensorial, qué mejor cuando el estímulo se multiplica y el placer de los sentidos y del cuerpo, crece más.
EliminarBesos dulces, Campirela.
Erótico poema. Tan dulce y apasionado. Te mando un beso.
ResponderEliminarLa pasión se desborda cuando el placer se multiplica ;)
EliminarBesos dulces, JP.
Este poema deja la sensación de una complicidad orgánica, casi telúrica, donde el deseo no irrumpe sino que brota con mansedumbre primigenia. Percibo una sensualidad, más insinuada que explícita, sostenida por un léxico vegetal que ennoblece el impulso y lo vuelve ritual. Hay en estas imágenes una fraternidad del anhelo, una comunión de lo vivo que no busca poseer, sino coincidir. Todo ocurre en un umbral: antes de la espina, antes de la herida, cuando el placer es todavía promesa y savia.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por esa profunda y analítica mirada de mi poema, Nuria. Me gusta sobre todo lo del final, cuando el placer es todavía promesa y savia, creo que define la inspiración de mi poema.
EliminarUn beso dulce.