Entre el follaje de luces y sombras
epifánica se manifiesta su silueta,
mística figura decorada de virtudes
ante quien le concede
investidura propia y verdadera.
Mecida en la confianza que le ampara
como amante fiel a la mano que le adiestra
se inclina en plena reverencia
para del tronco del árbol más fuerte
libar con avidez la sabiduría.
De mí es y de mí siempre será
reza el sacramento de su alma,
pues para mí nació
por voluntad infinita del favor divino
y no hay mal que aceche
cuando a mi lado sin perder paso caminas,
con determinación y valor