jueves, marzo 15, 2018

Rapto.


A través de horas obscuras
me deslizo como el aire
invadiendo hasta su interior.
Nadie oye el eco
que cruza reverberando en los oídos,
nadie puede ver como me elevo
por sobre la mirada fascinada
eclipsando toda luz.
Despojándola de dudas
me aprovecho de su debilidad,
sé que me dará cuanto quiero.
Soy el escalofrío que la estremece,
exhalación y oración susurrada
desde sus labios trémulos en idolatría.
Puedo llevarla por senderos
jamás transitados
raptando la calma dormida
en los brazos de las fantasías,
alimentándola hasta el sofoco
solo dejando el húmedo rastro
de mi profanación.

martes, marzo 13, 2018

Homenaje de Ivel.

 
Quiero agradecer y lucir encantado
un homenaje que me brinda Ivel desde su cariño,
ella ha tomado mi poema "Lucero" y lo ha hecho parte
de la historia de amor entre Sahar y Faye, personajes creados por ella.
"Lazos: "Memorias de Sahar y Faye"
 
Además me hace parte a mí también de la historia
como un poeta por supuesto, llamado W.Karlov.
 
Solo puedo agradecer este bonito homenaje que es un honor para mí.
 
Muchas gracias Señorita Escritora.
 
Besos dulces con mi aprecio. 
 
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Faye
 
Su voz, recitándome Lucero*, ese hermoso poema de W. Karlov*-un poeta que hacía parte de un libro que Circe le había obsequiado-, me daba fuerzas mientras me recuperaba. Esa voz que viajaba por toda la habitación, melodiosa, dulce, profunda, amorosa....
 
"Ven conmigo,
lejos de todas las miradas
donde nadie pueda encontrarnos,
donde nadie pueda tocarnos,

donde yo sea tu único aire,
donde tú seas todo mi océano
y nadie más distraiga
tus ojos de los míos.
Que no oigas palabras disfrazadas,
que no haya presencias de fantasmas
olvida todo cuanto te ata,
todo aquello que gira en tus pensamientos
te espero como siempre,
como se espera lo que pertenece,
lo que nunca se ha ido,
lo que siempre será.
Ven conmigo,
seré de tus noches tu Lucero
y tú mi ensoñación perfecta y perpetua,
juntos y eternos, recuerda..."
 
 
darkintherose.blogspot.com/
 

viernes, marzo 09, 2018

Lujuria.


No era una monja, ni comulgaba con religiones, era una enfermera acostumbrada a lidiar con jeringuillas, tijeras, escalpelos, sin embargo en la intimidad de su cuerpo parecía residir el mismo averno.

Él a veces chofer, otras detective, tantas cosas más, finalmente había encontrado su vocación, pero a la vez, también la perdición en ella.

Se conocieron en clases de latín antiguo y desde entonces, cada encuentro furtivo se asemejaba a un rito.

"Fac me tibi" le decía incitándolo, mientras él la ataba firme con las cuerdas que la extendían de extremo a extremo. Así sentía que ardía crucificada, agitándose casi como una bruja poseída. Arqueaba su espalda, cuando lo sentía hundirse profundo y arrebatarle como una necesidad cada gemido. " Demisit mea daemones ". Gemidos que eran un látigo en los oídos de quien los provocaba.
 
Él olvidaba sus votos, empapado de sudor, persistente, solo quería sentir el infierno dentro de ella y se quemaba de la misma manera tocado por sus llamas. " Fiat voluntas tua ".

Y como una señal de liberación, de sus labios color fresa brotaba en un orgasmo la confesión; "he pecado..." Él, jadeante, desmoronándose sobre ella replicaba casi sin aliento: "Peccavimus".

© Dulce

 
Relato que forma parte de la propuesta: "Pasad, Pecadores" para el blog "Paraíso de Letras" de Ginebra Blonde.