Ver su estirpe
de intensa luz solar
despierta lo dormido
e invoca lo sublime,
porque es en cada mirar
cendal de sutileza
extendiéndose serena
con la transparencia
que posee lo verdadero.
Más aún
cuando despliega abanicos
y la armonía es el aire
que entre soplos la deshoja,
cual margarita que a capricho
en cada pétalo desprendido
confirma el sentimiento
que le abraza y conmueve.