jueves, enero 27, 2022

El Baile por Ginebra Blonde IV.

Aceptó la invitación a volar
hacia el mundo de los dulces placeres
y bailó sin tiempo de mi mano
levitando al vivir la mágica locura.
 
 - © DUlCE -


Mi gratitud Querida Gine.
Dulces besos cariñosos.


Otros Mundos

 

     Hacía días que no salía de su mundo; ese que cerraba a cal y canto aun cuando siempre dejaba una leve rendija por donde pudiera asomarse cualquier otro universo que la invitara a cruzar…
     Esta vez no fue aquel conejo blanco correteando de un lado para otro mirando trepidante su reloj, sino un pequeño y sugerente paquete envuelto en papel de plata y una cinta morada de la que colgaba una curiosa tarjeta con forma de sombrero de copa.
        —«¿Será el sombrerero loco?» —se preguntaba…  

      No atinaba a abrirlo. Con sus manos temblorosas y su mente a mil por hora, fue desenvolviéndolo hasta dar con una cajita que fue abriendo, esta vez, con sigilo y misterio…
       Y allí estaba ella: esa libélula que la incitaba una vez más a volar, adherida a una brillante y hermosa máscara, escogida personalmente por aquel que la invitaba a cruzar y viajar a su mundo…



       No sabía muy bien cómo había llegado hasta aquel lugar. Era un enorme salón donde otros invitados bailaban envueltos en hermosos y pintorescos trajes. Ella llevaba un vestido victoriano de color burdeos; y su máscara perfilaba sus ojos acicalando con dulzura su nívea tez.
          Quizá fue un mágico y grácil parpadeo, así como el aleteo de su libélula, lo que la hizo llegar hasta allí, pero de pronto se vio sumida en un mundo que la hipnotizaba y enarbolaba cada uno de sus sentidos.
       Alguien posó su mano sobre su cintura, a la vez que un cálido y estremecedor susurro acarició su oído; era él…
           Se sintió levitar como si no existiese el suelo bajo sus pies.
         Todas aquellas personas desaparecieron. Solo ellos estaban en el centro del salón girando sobre sí mismos sin parar de bailar y sintiendo sus cuerpos como río y tempestad.
          De pronto se quedaron quietos cruzando sus miradas a través de las máscaras. Fue un breve suspiro, pero significó toda una eternidad…

©Ginebra Blonde



GRACIAS a ti, mi querido Dulce… Por invitarme a tan exquisito mundo en el que bailar con el verbo y los sentires, siempre, a flor de piel… Por esta noche tan mágica y envolvente, de tu mano; de tu caballerosidad y elegancia, con las que solo cabe dejarse llevar, y disfrutar de los placeres que nos sugieres y a los que nos invitas con tu bonita generosidad.
 
Muy Feliz Año Nuevo, para ti, y para todos los que me acompañáis en esta aventura maravillosa de la palabra y las emociones.
 
Abrazos y cariños enormes 💙


martes, enero 25, 2022

El Baile por Auro IV.

Vino con la suavidad de la seda
y el brillo de oriente en su mirada,
en su abanico trajo versos en mi nombre
y tras las campanadas su secreto me ha revelado.

- © DUlCE  -


Mi gratitud Mi Querida Auro.
Besos muy dulces.


Versos, Seda y un Salón

 





La propia tarjeta trae su toque de Magia, el color que la viste, el aroma que desprende. A todo el conjunto hay que añadir de quien proviene. Miro a los ojos del mensajero y con decisión tomo la invitación y el reto. A mi mente llegan imágenes de una historia que leí hace años: “El abanico de seda” Elijo uno igual que el de la protagonista y entre las varillas de madera escribo unos versos destinados al anfitrión, solo él sabrá que están ahí. Sé que me salgo del guion, pero esta es mi historia.

Un kimono con motivos de lavandas es mi atuendo. Reconozco que no es el mejor traje para un Baile de Salón. El mismo Obi ya es un impedimento para cualquier acercamiento. Mi pasito es muy corto dentro de los Okobo, necesito grandes dosis de equilibrio, eso requiere tener un buen apoyo, vuelvo a pensar en el anfitrión o más bien en su mano. No sé si aguantaré toda la noche, pero siempre queda la opción de convertir lo tradicional en algo cómodo y a la vez sexy.

Me recibe con suma elegancia y yo respondo con una inclinación de cabeza. Los adornos de mi pelo acompañan al gesto y parece que celebran tal recibimiento. Le hago un ligero guiño con el abanico dejándole al descubierto el comienzo de un verso. Su mirada de expectación tras su bonita máscara me dice que he captado su atención.

·         Querida Auro, he podido apreciar mi nombre entre esos versos. ¿No es así?

·         Ha acertado, Querido Mío. Tal vez durante un baile le revele el resto del contenido.

·         No debemos demorar más. Comencemos con este Vals que ahora mismo suena.

·         No sea presuroso, y esperemos a la media noche… Disfrute con el resto de las Damas y no olvide que aquí estaré para el final de las campanadas.

Guardo mi sonrisa pícara tras el abanico, mientras su cabeza se inclina levemente en un intento de rescatar alguna que otra palabra más.

Le veo bailar con todas las Damas del Salón. A cuál más bella, sin ninguna duda. Hasta le veo perderse en más de una ocasión.

Apuesto por su curiosidad y espero hasta la hora de la cita. Tras mi máscara le veo llegar radiante y puntual para conocer lo que el abanico guarda solo para Él.

 

©Auroratris

 

 


Gracias, Mi Querido Dulce,
Por Invitarme Un
Año Más



domingo, enero 23, 2022

El Baile por Cora III.

Era el mismo fuego su candor
envolviendo de elegante rojo su figura
y guiada por su instinto
dejó caer ante mí el abanico.

- © DUlCE  -


Mi Gratitud Corita.
Besos siempre dulces.



Baile del Salón de Dulce



 

"Un año más recibí la invitación para el Baile del Salón de Dulce"

 


Confieso que no pude resistirme abrirla en el momento, el mensaje ya lo decía todo... mmm... una máscara, ese abanico y disfrutar de los placeres, algo así no se puede dejar pasar.

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Llegó el día tan esperado, aunque me gustó improvisar...

Esta vez tenía ya calculado irme a una estación de metro,

es cierto un caos o  falta comodidad, pero luego bebes un poquito

y la verdad que preferí ir a lo seguro.

Entré en la estación, mi cara de oh no !! cuando intenté pasar el bono del metro y estaba caducado. Empezamos bien pensé....  con ese nerviosismo que me recorría todo el cuerpo, de imaginarme allí mismo en aquel salón.

 

Llevaba un vestido rojo, sencillo... a su vez elegante.

De raso, dejando marcar mis formas, un escote triangular, mi melena larga azabache, unas ondas y un adorno a un lado del pelo.

Era mi esencia engalanada de esas curvas que seducen como su invitación.

 Al abrirse las puertas del metro para acceder, se me quedó enganchado el bajo del vestido, así que imaginar mi cara.... de trágame tierra jajaja...

Me sentía como Pretty Woman en la escena de la ópera.


Ya... llegando al Castillo de Dulce... me temblaban hasta las pestañas de la emoción, se abrieron las puertas enormes, con unos pomos en cada una, de dos leones.

 


El tan caballero, me recibió tomando mi mano,

con un beso deslizando sus labios sobre ella y un guiño.

Sus ojos me atravesaron, me desnudaron de arriba abajo,

como un incendio ardía mi interior,  esa conexión de pupilas retenidas sin poder apartarnos el uno del otro.

Mientras.... no pude evitar morderme mi labio inferior.



El baile empezó, todas bellas con sus vestidos, sus peinados y esa música de fondo, sonaba nuestra canción...

Las máscaras eran destellos, me sentí como en un sueño, resucitada como brisa cada vez que él se acercaba, sus manos rozaban mis caderas, bailábamos sintiendo, enardeciendo nuestra codicia, con el roce de su boca adosada disimuladamente a mis comisuras, pintadas de rojo carmín.

....

Llegó la hora de brindar, sentí un escalofrío cuando cruzó sus brazos con los míos.

Alzamos las copas, brindando por los deseos y felicidad ante todos los invitados!! El baile sucedió.... con una intensidad indomable, entre risas, miradas y demonios libertinos... queriéndose escapar.

Mi pensamiento me traicionaba me decía .... Cora, ya es hora de volver, no podía despegarme de ese ritual, de instintos inconscientes aún a altas horas ya de la madrugada.

Aquella locura me podía,  cual embrujo adueñando mis sentidos.

Dulce como buen caballero, cuando ya todos abandonaron el salón, me invitó a pasar la noche en su castillo.

Su proposición era insistente, por sus cuidados... me decía... por lo que me pudiera pasar de puertas afuera, sola...en una noche como ésta.


Me puso un collar,

una cinta roja vendando mis ojos y me dijo ven... 

(dejé caer el abanico de mis manos...)

 


 

Confieso que por mi pecho corrían latidos incesantes, en taquicardia, ansiosa de su voluntad, bebimos y bebimos...

Hasta desfallecer entre sus brazos.

Desperté sola, con su olor impregnando todo mi cuerpo, rodeada de pétalos rojos,

entre sábanas de sedas blancas arrugadas.

Dulce me esperaba con el desayuno en una mesa repleta de detalles, velas encendidas, tazas de café y una bandeja plateada llena de pastas y dulces. 

 

Dijo sonriendo... dormiste bien?... contesté sonrojada ...sí...

......

Que pasó?... ya de nada me acordaba. :)


(©Cora)