disfrutando de todo lo deseado.
Mi gratitud Mujer de Negro.
Besos dulces.
Había recibido un escueto mensaje, suspiró al pasado. No lo había visto por años, pero tener noticias suyas aún y después de tanto tiempo erizaba su piel. En el texto le pedía se reunieran para almorzar, unas líneas finales donde mencionaba que su número de celular había cambiado. Inmediatamente evitó el pensamiento, pero en el fondo era consciente de ese detalle.
Hizo una mínima acotación al pie de la nota, "El mío no" y lo envió de vuelta con el mensajero. El siguiente mensaje fue recibido en su celular, ¿Dónde y cuándo nos vemos?, volvió a jugar con la situación, "Hoy, hora y lugar donde nos conocimos".
Se conocieron en una pequeña reunión nocturna, un restaurante peculiar a orillas de la ciudad, de esas que organizan los amigos mutuos a última hora, fue una velada agradable. Habían pasado varios años y aún se estremecía al recordarlo.
Su encuentro fue emotivo, miradas profundas los volvieron al pasado, el tiempo se hizo corto, cuando se despidieron, le entregó un sobre violeta, discreto, sellado en lacre personalizado con el rostro de un león. Era la invitación para el baile de fin de año.
La noche de fin de año, mientras manejaba, iba absorta en sus pensamientos. Su conexión fue inmediata, había algo en su mirada de niño que la atrajo irremediablemente, de trasfondo oscuro, con cierto aire animal. Recuerda lo intenso que fueron sus encuentros, esa forma tan suya de escabullirse hasta lo más recóndito de su mente y desentrañar los secretos nunca revelados.
Sus sesiones fueron increíbles, tanto, como el estremecimiento que sentía cada vez que su mente lo revivía. Desvelo su fetiche por los trajes entallados y oscuros y su deseo por su disciplina fueron cruciales en la fluidez de su relación, a su lado floreció mucho en el conocimiento y autoexploración. Después de prosperar en sus sesiones, se dejaban llevar con intensidad, hasta que cuerpo y mente quedaban laxos.
Al llegar a su mansión, se acercó a recibirla. Se quedó observando su figura delgada, vestía traje oscuro y camisa blanca, guantes de piel a tono con su atuendo, su cabello corto parecía seguir su disciplina, zapatos impecables y sonrisa encantadora.
Se acercó a ella, la envolvió en un abrazo prolongado en el cual, recorrió su espalda con sus manos y pudo sentir, que debajo del vestido negro estaba su sello, aquello que a él tanto le gustaba y ella portaba cuando se encontraban, luego se apartó ligeramente, la tomó del mentón, se inclinó hacia adelante para besar su boca, su cuello, ella retrocedió para soltar su amarre. Lo observó profundo, luego acercó sus labios carmín hacia el pulgar derecho cubierto en cuero, un discreto beso lo hizo suspirar hondo y prolongado, sus manos cayeron lentamente hacia sus caderas, fue un momento, luego las retiró pausado.
Había mujeres hermosas en el salón del castillo, la semioscuridad lo envolvía en un halo de misterio, disfrutaron la música, los recuerdos, la compañía de una agradable velada.
La noche es larga ... Quizás desea cada uno más de lo que creían.
© Mujer de Negro
Como cada año, Mujer de Negro asiste al baile de fin de año
organizado en su castillo por mi querido amigo,
DulceGracias por la invitación, fue una velada hermosa y llena de matices.