Comenzar el día con un pensamiento positivo era parte de la herencia que le había dejado su padre, siempre se lo repetía cuando era pequeña y la alzaba en sus brazos, entonces ella sentía que tocaba el cielo.
Conforme seguía lo que ya era su rutina de cada noche, recordaba sus consejos, "sé amable con los demás", "evita el chisme o el drama". Se sonreía con aquel último consejo mirándose al espejo, terminando de maquillarse. Al concluir, abría su diario donde escribía sus pensamientos y donde guardaba una foto de sus padres. Al reverso estaba la frase que leía todos los días "No te alejes de tu familia y amigos".
Concentrarse en sus metas había sido siempre su principal motivación. No necesitaba aprender ningún otro idioma, el que interpretaba la había llevado por diversos países y múltiples escenarios con éxito.
Tras la cortina escuchó su nombre como tantas veces en voz del presentador y tras el anuncio emergió rodeada de luces, vitoreada por la gente entre aplausos. No cantaba, no bailaba, pero su acto de equilibrio era el número principal del circo. Llevando las coloridas zapatillas que le regaló su padre, realizaba su acto sin olvidar sonreír todo el tiempo.
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Relato que forma parte de la propuesta "Equilibrio"