No existe cielo
más allá del reino
donde se desatan sus tormentas,
donde por creer crecen alas.
Viendo el fuego de su risa
como único horizonte
eclipsando toda duda,
evaporando las heridas.
Arriesgando el todo al elevarse,
desafiando al sol
haciéndome aliado de su luz
hasta perder mi sombra.
Ángel eterno
como quisiera asaltar la mañana
y en un acto de fe
robar tu pureza.