martes, enero 30, 2024

El Baile por JP.Alexander III.

Invocó al Dulce Caballero
cruzando el umbral de la fantasía
como en una ensoñación
y en la intensidad del baile
el placer fue su aliado
para una noche de sumisión. 

© DUlCE -


Mi Gratitud Citu.
Besos dulces para ti.

Su carta elegida fue ...


Baile de máscaras en el Salón 2023.

 Les  cuento  que  participo  en el  Baile  Máscaras  organizado  por  el  blog  El dulce susurro de las Palabras.


Esta  es  mi linda invitación  


Mi  relato  será  erótico y  tendrá elementos  de  D/s. Esperó  que sea  de  su  agrado. 

Atando   Fantasías



Miré la  hoja  del teclado  y estaba   vacía. Me  sentía   abrumada.  Las letras  y la inspiración  se pierden .  Mientras   observó por la  ventana  llover. A lo lejos   el  vecino  ya  prendió las luces  de Navidad.  De  solo pensar  en poner  el árbol  me  da pereza.   

La  Navidad será  en pocos  días   y  no tengo ni  ganas  de comprar  regalos  o hacer  algo especial. Y  peor   se me hace  despedir  el año. Tanta  gente  y  ruido.  ¡Ay  dios  soy una  grinch!  Me  río  de  mi  propia  broma .

Vuelvo  a  escribir  y no  sé  ordenar  mis sentimientos  y mis  ideas mientras.  Miró la temida hoja  en blanco  .  Mi deseo  de hacer  una historia  sobre  un  baile  de fin de año, solo queda en deseo.

Tomó un poco  de  té  frío  y prístinos  para    tratar   de inspirarme.  Pongo  el reproductor  y busco música navideña con el mismo  deseo.  Sin lograr  nada .  La luz  de la pantalla  me iluminaba  mientras  la música  de una  canción a ritmo   tropical sonaba. 

Yo no olvido al año viejo

Porque me ha dejado cosas muy buenas

Yo no olvido al año viejo

Porque me ha dejado cosas muy buenas

Me dejó una chiva, una burra negra

Una yegua blanca y una buena suegra

Me dejó una chiva, una burra negra

Una yegua blanca y una buena suegra


Suspire  iba a cambiar  de  música  cuando  el rugido  de un león  me  asustó. La  habitación  en donde escribía  y estaba  casi  a oscuras   se iluminó     cuando  las   ventanas  se abrieron  de  par en par.  Un  hombre alto y  fornido   con el  cabello dorado  y  ojos ámbar apareció en la  habitación. 

 — No me  esperabas. Tú me invocaste.

Lo miré sin  saber qué decir.  No  tenía idea  de cómo este  ser llegó a su habitación desordenada. Ni  siquiera  me había  visto en el espejo  debía estar  hecha un desastre.

— No lo estás 

Sonreí

Él me  miró y  dijo —  Ven  a  Bailar conmigo. 

Al principio quería negarme, pero  al  ver sus  ojos  dorados  no pude  hacerlo.  Ni  bien   toque  su mano.  Como  por arte de magia mi  ropa  cambió y dejé de estar  vestida  con una sudadera  azul  y pantalones de  chándal.  Pase   a estar  vestida con un  hermoso  vestido  violeta.   Igual al que había  visto en las películas. Entre en un salón enorme vacío  iluminado por la luna  y las  estrellas. La música  de un  vals 

Caminé  junto a  él y nos pusimos  a  bailar  un vals.


Luego de unos minutos me pregunto

— ¿ Deseas  seguir bailando  o quieres jugar ?

Por  un momento  vacilé. Que  clase  de juegos  desearía  ese hombre  tan atractivo  y  sensual.  No  sabía  si todo era  real  o fruto  de mi imaginación.  Pero  era  casi  fin de año  y  yo  me lo había pasado siendo  correcta.  

Por qué no jugar  por un momento  algo  peligroso y  sensual, casi susurrando y  a punto de arrepentirme. Dije  — Deseo  jugar.  

Él me  miró  y  sonrió  de forma  lobuna.  Lo que me  dio un poco de miedo.  Y por  un momento  decidí no hacerlo. Pero ya  era  demasiado tarde.  Di mi palabra. 

Él  me  tomó  de la  barbilla y me  dio un ligero  beso en la boca. En la  habitación   tres pequeñas  mesas   de madera  surgió cada una  tenía  una     carta. 

— Tu  deseo más  prohibido  se  encuentra  en una  de ellas.  ¿Te atreves   a  tomarla? 

Yo  trague  saliva.  

—  Si no estás  segura  .  ¿Podemos  volver  a  bailar? 

No  sabía  que hacer mi  vida siempre  fue  tan  aburrida.  No  haría nada  arriesgado  ni que  deseara  realmente.    Porque  no  hacerlo,  Casi sin pensar  y con miedo dije 

—Sí. —La palabra salió escupida, pero carecía de cualquier tipo de convicción.

Él lo había notado. No se movió. No habló. Su intensa mirada dorada permaneció

enfocada en mi cara.

Mi mente  era  un  revoltijo. No podía. No debería. Pero  camine   hacia las mesas  y tome  la segunda  carta.  La  leí  y   casi  me  desmayé.  Una participación real sería una locura. una estupidez y una imprudencia.

Pero lo  deseaba.  Que  podía pasar más que  disfrutar de algo   diferente y que había deseado  por mucho tiempo. Si quisiera aprender algo de BDSM, ¿qué mejor oportunidad tendría?

Sin  embargo,  él me tocaría.  Lo  deseaba  desde el momento  que  vi sus ojos  dorados mirarme.  Sin perder la paciencia  él me miró y  preguntó de nuevo.

— ¿Juegas  o  bailas? 

La diversión iluminó los ojos de él.  Yo temblaba  sin  saber qué elegir.  Asentí con la  cabeza. 

—Déjame oír un sí de ti.

—Sí  juego—susurré.

—Buena chica. —Sus fuertes dedos la frotaron devolviendo el calor a la palma de mí

mano—.  Esto  es para  ti. —  me  dio  un  collar  violeta.   Luego  me  dijo — Tengo pensado hacer un poquito de bondage.  Vas a hacer un lindo regalo. 

Volví a tragar  con fuerza.  Luego él miró  el  bello vestido  violeta  y  lo rasgó.  — Esto  está  de  más.   Dejándome  solo  en  corsé  violeta. —. Te dejaré la ropa puesta, pero podría moverla un poco.

Moví la  cabeza  asustada y excitada a la vez,  Las palabras no podían  salir. 

—Y entonces usaré mis manos sobre ti. Pero nada más.

Sus palabras me excitaron más.  Y  me  sonroje   un poco  avergonzada. 

Él sonrió —Veo que te gusta la idea. —¿Cómo podía ser tan obvia? Pero él se anticipó a mi sensación de humillación apretándole los dedos y añadiendo—, A mí también me gusta la idea, gatita.

—  Tu palabra  de seguridad será violeta. ¿De acuerdo?

Susurrando  dije  — sí. 

Me  tomó  de la mano.  Paseó la mirada por mi cuerpo, desde mis pechos, que parecían deplorablemente expuestos por el ceñido corpiño de encaje,  hasta  la parte superior de sus muslos.

— Eres muy  hermosa. 

Sonreí  de  forma  tonta. Sin  creérmelo.  Él deslizó los dedos detrás de

su cuello y me  agarró de  mi  cabello , impidiendo mi instintiva retirada.

—Escucha,  eres  hermosa  y todos lo verán.  Eres  el mejor  regalo. 

Antes  que  pudiera  decir  algo me  puso en una  mesa y  me hizo pararme.  Mis  rodillas  temblaban.  Estaba entre  asustada  y con frío.

Él se acercó y envolvió  una  cuerda  de seda violeta  en mi  brazo.   —Pasó un dedo sobre mis labios—. Las cuerdas no deberían provocar dolor, gatita.

Mientras   me  observaba  fijamente  y  me  tocaba,  Bajando una mano por mi brazo desnudo. A través de la parte baja de mi espalda. Moviéndome  el cabello para dejarlo caer. Acariciándome la columna vertebral, como si evaluara mis  vértebras. Sus dedos le masajearon el hombro izquierdo, después el derecho.

Su mano era cálida y áspera. Firme.

—Eres una mujer hermosa. —  Volvió a decir  mientras abría el corsé.  Deseaba moverme; pero no quería  defraudarlo  así que  me  quedé  atrapada  en sus  ojos   dorados.  

Envolvió la soga detrás de su cuello, dejando los extremos colgando por delante.

Lentamente, pero sin titubear, comenzó a trenzar la soga a su alrededor, por encima y por debajo de sus pechos. Con el primer nudo, me tensó. Él se detuvo. Mantuvo la mirada firme sobre mí.  Sin revelar irritación o impaciencia. —Nos detendremos si lo necesitas, pero puedes confiar en mí, gatita —dijo suavemente.

—Lo sé.

El reconocimiento en su mirada decía que sabía que le estaba ofreciendo un regalo.

—Gracias, dulzura.

Sentía leves tirones a medida que Él  creaba una serie de patrones diamantinos que bajaban por el centro de mi cuerpo. Esto era placentero. Bajo la leve abrasión de las sogas y los seguros movimientos de las manos de él.  Me  sentía segura.  

Me  asió por la parte superior de sus brazos

—. Te quiero en el suelo ahora.

Quise obedecerlo, pero perdí  el equilibrio. Mientras yo  me perdía en el movimiento de sus manos  sobre mi  cuerpo me había atado los brazos. Incline la cabeza para examinarme y  vi mi brazo izquierdo cubierto de  un cautivador enrejado partiendo de la muñeca hasta el codo, como una cubierta tejida, todo unido a las sogas violetas que decoraban mi torso.

Quise moverme  y al no poder escapar  me  puse  nerviosa. Una fuerte mano tocó  mi hombro .

—Cálmate, gatita, tranquila. Mírame ahora.

Respire hondo  y  me  tranquilice  al  sentir que me  tocaba  la mejilla  y  miraba  a sus  grandes ojos  ámbar.    Él  me dijo—Toma aire lentamente, nena. Otra vez. —Su voz se oía calmada y suave, como el retumbar de un trueno a la distancia.

Inhalé fuerte.

— Tú  deseabas esto.  Bien. Sabías que esto era lo que iba a ocurrir. No es esto lo que te da miedo.

Él tenía  razón.  Al estar tan cerca  de  él  sentí  su  aroma  cuero.   

No esperaba  que  me  besara   en los labios.  Quitándome los miedos y  deseando más.  Me  preguntaba  cómo sería sentir  su  sabor.   

Me ayudó  a  doblar las  rodillas,   me  levanto en  brazos para luego acostarme sobre una  alfombra blanca.

—Te ves preciosa con las cuerdas. Me  dijo mientras  sonreía  y hacía que mi corazón latiera  más  fuerte.   

Pensé que todo terminaría pero no   el  saco  otra soga  de color  blanco  

—¿Más?

—Sería un desperdicio dejar la mitad de tu cuerpo sin decoración. —Con dedos

competentes, creó un sorprendente trabajo con las cuerdas formando nudos que bajaban por mi pierna izquierda. Entonces me levantó la rodilla y aseguró su tobillo a la cuerda violeta alrededor de mis caderas. Repitió el proceso con mi pierna derecha.

Acostada sobre su espalda, las rodillas dobladas, los pies ampliamente separados. La provocativa postura parecía como si estuviera esperando a que un hombre se acoplara encima de mí. Otro sofoco me recorrió mi piel. Menos mal que todavía llevaba algo  de  ropa. 

Examinó su trabajo. Una sonrisa maquiavélica   cubrió  su rostro. De  un  tirón quito lo que  cubría  mis pechos.

Me  sentí  avergonzada  y al mismo  tiempo deseable, era algo  raro sentir  dos cosas opuestas.

Él acarició el largo de la soga que le cubría el pecho. Mis senos  se hincharon, y los pezones se fruncieron formando puntas con el aire frío. El dedo del hombre nunca se detuvo mientras seguía las sogas por encima de mis pechos desnudos y entonces debajo.

Él se humedece la punta del dedo y rodeó mi pezón, la fría humedad lo hizo

endurecerse aún más.  Sentí  que  mi  cuerpo  se electrificó ante su toque en especial entre las piernas.  

Él  se estiró a su lado, sosteniéndose sobre un codo. Con la mano libre moldeaba

suavemente su pecho derecho mientras con la uña del pulgar raspaba sobre el pezón.

Jadeé  ante  su  toque. Sintiendo  que el deseo   me invadía. 

—Hermosa. —Se inclinó y con la nariz me acarició mi mejilla, su barba suave en contra de mi piel.  Luego  sentí como  me  beso  y me rendí  a  su caricia. 

La mano de  él continuaba acariciándole el pecho. Mi  cuerpo anhelaba más. Pero no podía  moverme. Él podía hacer cualquier cosa y  ese pensamiento  me excitaba  y  preocupaba.  Decidí  confiar en él.  Sus  caricias   me  hicieron gemir  de nuevo. Él  sonrió  encantado por mi reacción   

Las arruguitas en las comisuras de sus ojos se fruncieron y entonces continuó.

Cuando  la punta del dedo  me rozó el clítoris, mis caderas se sacudieron con fuerza.

—Ahí.

Uno de los lados de su boca se ladeó hacia arriba.

Sin advertencias, me acarició justo por encima del clítoris, con sus dedos resbaladizos, calientes y firmes.

Grite  de placer  Su dedo la provocó, subiendo y haciendo círculos alrededor del cada vez más hinchado y sensible sobre mi nudo. Como si tuviera

todo el tiempo del mundo. Él jugaba  con círculos y golpecitos, firmes roces,

ligeras caricias.

Cada toque me llenaba  de  placer  hasta  la necesidad  de lograr  un  orgasmo, 

Entonces él apartó la mano.

Mi queja de protesta lo hizo sonreír.

—Pronto, gatita. Primero, averigüemos cómo te sientes en relación con el dolor.

Me tensé y quise salir huyendo, pero no podía moverme. 

—No te preocupes, —le dijo con un bufido de risa—. No te haré  daño.  Y  si algo no te gusta   dices  tu palabra  y todo cesará. No soy un sádico. 

Su mano me acarició subiendo por mi estómago, palmeando un pecho, y entonces le dio un tirón a mi pezón. Era  algo  raro, no podía dejar   de  sentirme excitada.  Después de jugar con ambos pezones, hizo rodar uno entre sus dedos.

Santo cielo, la sensación era intensa. Sus dedos eran calientes y ásperos, creando una presión desconcertantemente placentera. Cerré los ojos cuando arqueé la espalda hacia arriba.

—Mírame.

Medio aturdida por la sensación, abrí los ojos.

Él me  miró   mientras me   pellizcaba fuerte.  El abrumador placer comenzó gradualmente a convertirse en dolor. Y  de repente  sentí un  orgasmo mientras mis piernas  temblaban  Todo dentro de mí se derritió. El sudor brotó sobre mi piel mientras sus piernas temblaban.

—Genial —dijo suavemente—. Eres divertida para jugar. —Liberó mi pezón y en

el mismo momento en que la sangre volvió a fluir con una oleada de calor, cambió su atención al otro. Placer, dolor. Antes de que pudiera recuperarme, él bajó la cabeza. Arrastró la lengua por encima de mis  senos  antes de chuparle un pezón. Mientras  sus  dedos atraparon mi clítoris. Un ligero pellizco allí me hizo desear  más  y  sacudir  mis   caderas. 

Él acarició  mi clítoris, trabajando un lado, y el otro. Me  sentí abrumada por  cada  toque.  Entonces  el inexorable orgasmo me liberó y me siento  caer  en un  abismo sin fin.   

Cuando abro los ojos.  Estoy  en  mi  habitación  sentada en  el suelo con la luz  apagada.  Me pregunto ¿Esto  fue un sueño,  una  fantasía  o algo  real?

Suspiré  y  me  puse  a escribir.

 

© JP. Alexander

18 comentarios:

  1. Un sueño tal vez, pero con muchos detalles. No lo habíaleído y me ha sorprendido ese inicio y este desarrollo entre cintas.

    El placer se halla a veces en formas dispares. Un abrazo a ambos.

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    1. Un sueño muy lúcido donde se fue tejiendo esa trama de dolor y placer.

      Un beso dulce Albada.

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  2. Ya había leído a nuestra Alex, y la verdad me sorprendió por el erotismo que encierra su relato.
    Las formas y modos de llegar a él son infinitos, como bien se puede observar.
    Os dejo un besote y abrazo con todo cariño.

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    1. No podía ser de otra manera habiendo elegido la carta del Placer, el erotismo era la dirección a tomar. Y eso también lo veremos en tu relato que es el siguiente, el placer llega de forma inesperada.

      Besos dulces Campirela.

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  3. Un Baile exquisitamente relatado por nuestra amiga. Aquí lo he disfrutado doblemente. Mis felicitaciones.
    Besos golosos a los dos, feliz semana.

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    1. Es para disfrutarlo doblemente y más aún, tiene mucha intensidad este relato de Citu.

      Besos dulces golosa Rosana.

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  4. Un relatazo que nos vuelve a sumergir en esa noche fabulosa!
    Besitos a los dos!

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    1. Una noche intensa como has podido leer, no solo de Baile.

      Besos dulces Lunaroja.

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  5. Esa posición dubitativa, entre bailar y jugar, me parece que aumenta el deseo ya sea en sueño o en realidad.
    Una buena táctica.

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    1. Los sueños no están lejos de la realidad cuando se trata de deseos placenteros. Bailar o jugar? y por qué no ambas cosas? :)

      Un beso dulce.

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  6. Será, fantasía, sueño, o una realidad, sea lo que sea, me ha encantado. Alexander tiene ese don, te atrapan sus escritos. Mi felicitación para ella y para ti Dulce. Un beso dulce

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    1. Así es Carmen, ella sabe crear esas historias donde fantasía y realidad conviven por igual y nos envuelve con sus relatos, más aún este con tintes D/s.

      Un beso dulce Carmen.

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  7. Me ha encantado el relato, JP Alexander. Las descripciones sobre cómo él va atando las cuerdas alrededor de su cuerpo y las sensaciones que siente la protagonista están tan bien que permiten imaginarse la escena vívidamente. ¡100/10!
    Un besazo violeta para ambos

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    1. Esos relatos visuales son lo mejor para poder meterse en las escenas. Tú lo sabes muy bien Dafne.

      Dulces besos bajo la Luna violeta.

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  8. Me alegro que les haya gustado. Te mando un beso.

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    1. Ha sido un verdadero placer tu participación en mi Baile, nuevamente te agradezco el acudir a la cita. Y espero que te encuentres mucho mejor tras tu accidente.

      Besos dulces para ti.

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  9. Fantásticos relatos te han dejado para que los traigas a tu blog. Yo he fallado, lo siento. Han sido unas Navidades muy extrañas y he estado bastante apartada. Quizá el año que viene te sorprenda. 😉
    Besitos dulces.

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    1. Me harás esperar todo un año? tengo paciencia, pero no sé si tanta :) Puedes animarte cuando gustes Laura, o te animo yo? ;)

      Un besito dulce.

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“La belleza complace a los ojos; la dulzura encadena el alma” (Voltaire)