Cuando la luz crepuscular
ahoga el grito incontenible
que engendra el goce
la noche se yergue ante ella
invitándola a vivir.
Es en los paisajes
más libres de las fantasias
que transita con deleite
reconquistando sueños perdidos
y no desfallece, ni renuncia
siempre anhela más.
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Un bello poema donde denota que el deseo a veces es inagotable, deseando, es poco más, llevando el placer a límites inimaginables.
ResponderEliminarUn beso, feliz resto de semana.
No puede haber límites para el placer, cuando los hay no experimentamos ese infinito y más allá del goce, y hay quienes lo descubren de la mano indicada.
EliminarBesos dulces Campirela.
Hola Dulce, un poema que evoca una reflexión profunda sobre la lucha entre la luz y la oscuridad, y cómo en medio del crepúsculo, surge un impulso vital. La noche no es solo el fin del día, sino una invitación a explorar lo más íntimo, a revivir los sueños olvidados y a no rendirse. Hay una belleza en la libertad de las fantasías, en ese espacio donde no existe la renuncia, sino el deseo de seguir adelante, reconquistando lo que parecía perdido. Realmente bello. Un abrazo
ResponderEliminarMe encanta tu análisis Nuria, me gusta cuando pueden vislumbra más allá de las palabras que siempre guardan algo más por descubrir y tú lo has hecho, gracias por ello.
EliminarUn beso dulce.
Ese goce, cual crepúsculo, con su luz y su canto bien merecen tu magnífico poema! Me encantó, se vive.
ResponderEliminarBesos, Dulce, buena semana!
Todo aquello que nos inspira y que también inspiramos merece un poema y ser plasmado buscando la intensidad que nos hace vivir. Un placer que a ti te haya encantado Milena.
EliminarBesos dulces mil.