lunes, enero 31, 2022

El Baile por Sandra III.

Con el impulso vibrante de la emoción
fue atraída por la curiosidad
que vestida de tentación
dulcemente la hizo soñar.

 - © DUlCE -


Mi gratitud Sandra.
Besos dulces.


BAILE DE MASCARAS 2021







La tarde está de fiesta en Monterrey Nuevo León, a llegado la invitación al BAILE DE MASCARAS que cada año organiza mi amigo DULCE, esta vez ya tengo todo preparado para llegar puntual.






El cochero conduce el carruaje veloz por el camino para llevarme a vivir momentos inolvidables y mi vestido de encaje negro lo acaricia el viento mientras voy con el alma llena de curiosidad a recorrer cada rincón del castillo donde se que encontraré fantasía, magia y sensualidad.


Después de tan largo viaje he llegado, el castillo está iluminado en su totalidad, mi corazón palpitante, la emoción a flor de piel, apresurada me dirijo a la puerta luciendo mi mascara y con el abanico en la mano izquierda, mi amigo DULCE elegantemente vestido me recibe y como todo un caballero me conduce al salón donde hermosas mujeres sonríen, todas luciendo sus mascaras y abanicos están vestidas con elegancia, seductoras unas, otras atrevidas, he descubierto a algunas amigas tras su mascara, les sonrío y con el abanico aun en la mano izquierda le doy las gracias a mi amigo DULCE por la invitación y tan cálido recibimiento y me voy a un lado de la escalera.


Con una copa de vino en la mano veo a la alegría bailar con la sensualidad, sonríe la tentación en el candelabro del techo guiñándome un ojo, la curiosidad me seduce, dejo mi copa vacía en una hermosa mesita de fina madera antigua y subo por las escaleras cubiertas de terciopelo, abro la primera puerta que veo y me encuentro con EL OTRO LADO DE LA DULZURA donde cerrando los ojos me atrevo a sentir, después en el CONFESIONARIO, se que todo quedará en secreto de confesión, en el DOLL ROOM, hermosas mujeres disfrutan de fantásticos placeres, me detengo un rato en las GALERIAS para luego pasar a la HABITACION AUDIOVISUAL y en la HABITACION VIOLETA doy rienda suelta a la imaginación, en la BIBLIOTECA tomo un libro sobre LA ORDEN DEL LEON, pensando en comunicárselo a mi amigo DULCEbajo de nuevo al salón donde mi amigo DULCE baila con sus invitadas, cuando me descubre su mirada, aprieto el libro contra mi pecho, bajo la cabeza y me pongo a mirar los dibujos de mi abanico.


 La alegría continua,  la música seduce mi alma, la madrugada me invitaba a soñar, a vivir intensas emociones y sonriendo me voy a un rincón iluminado por un hermoso candelabro de oro para seguir brindando por estar aquí, en los dominios de tan DULCE caballero y levantando mi copa brindo por un año mejor y le deseo todo lo mejor del mundo a mi amigo DULCE mientras apoyo mi abanico sobre mi corazón y suspiro.....


*


Gracias amigo DULCE por tan gratos momentos. 
Gracias por estar siempre presente. 
Gracias por la invitación a soñar en fantasía.

sábado, enero 29, 2022

El Baile por Albada IV.

Trazó sus ligeros pasos
siguiendo la estela de un perfume
y agitando su abanico de plumas
conquistó a los invitados.

 - © DUlCE -

 
Mi gratitud Albada.
Un beso dulce.



Baile con abanico, para Dulce



Baile de salón, de Dulce

La invitación era sucinta, minimalista y franca. Se ruega asista con un abanico. Sólo un abanico me parecía poca prenda, y de nulo abrigo para estas fechas de fin de año, así que, una vez escogido el complemento, (me decanté por uno de plumas, con un cierto aire egipcio), sólo me quedaba elegir mi atuendo.

No quise usar más color que el negro, que, bajo el tono azulado de mi abanico, luciría sin quitar esplendor al propio abanico. Era entallado, con una falda de sirena y un escote palabra de honor. Me embutí unas medias de rejilla y elegí unos zapatos de salón. Me maquillé lo justo para engalanar mi mirada azul y mis labios frambuesa. No soporto ese aspecto de meretriz de algunas mujeres que confunden la evocación y la intriga con un erotismo de saldo.

A las diez, hora elegida para iniciar el encuentro del baile de fin de año, estaba en la puerta del castillo.  El anfitrión llevaba antifaz con lentejuelas rojas y negras, y un abanico muy varonil. Nos besamos las mejillas. Su aroma era a musgo y almizcle, un perfume denso que quedó sobrevolando por mi cuello, y que, en mi afán por oler mi propio perfume afrutado intenté disolver, o atenuar con movimientos enérgicos de mi abanico.  

El ponche estaba exquisito, y las delicatessen las encontré muy acertadas. Poco que ver con esos bombones de anuncio en casa de un embajador. El anfitrión iba y venía, agasajando a todos, con esa caballerosidad y hospitalidad que le caracteriza. Se paseaba por la sala, si bien dejé de verle un buen rato, tal vez tras una puerta que traspasó con la mujer de blanco y abanico japonés.

Otro caballero llevaba el mismo perfume, denso, y que quedó flotando cuando me entretuvo con unas anécdotas muy divertidas de su periplo en un viaje fotográfico por el Serengueti.

Yo abría mi abanico completamente, dejándolo a la vista, y con él me abanicaba cerca de la mejilla, por líbrame un poco del aroma, pero él seguía con su cháchara sin atender a mi vano intento porque se percatase de que prefería estar sola, pero no hubo manera. Cansada, con dolor en un juanete, y sin saber cómo deshacerme del tipo del antifaz negro y abanico rojo, me escabullí. Sin despedirme de nadie, llamé a un Uber y regresé a casa. Al día siguiente me llamaba alguien que dijo llamarse Daniel. Yo tenía que recordarle, según él.

─ Sí mujer, que te hablé del Serengueti.

Dios, me dije, el pesado. No pude oler su perfume, lo que me tranquilizó un poco.

─ Estoy loco por volverte a ver. Con tu abanico dejaste claro que te atraigo, y quiero que sepas que tú a mí me atraes muchísimo.

─ Caray, no sé qué decirte, no tenía conciencia de enviarte mensaje alguno. 

─ Eras la mujer más elegante e interesante de la velada. ¿Podríamos quedar? ─ remató─.

Reflexioné un instante. Salvo su perfume, me gustó mucho, sobre todo su voz y su sentido del humor.

─ Con una condición, te veré si acudes sin colonia alguna.

De eso hace cinco años. Sin perfume ni abanicos, hemos construido nuestro paraíso, en el Serengueti. 

© Albada Dos

jueves, enero 27, 2022

El Baile por Ginebra Blonde IV.

Aceptó la invitación a volar
hacia el mundo de los dulces placeres
y bailó sin tiempo de mi mano
levitando al vivir la mágica locura.
 
 - © DUlCE -


Mi gratitud Querida Gine.
Dulces besos cariñosos.


Otros Mundos

 

     Hacía días que no salía de su mundo; ese que cerraba a cal y canto aun cuando siempre dejaba una leve rendija por donde pudiera asomarse cualquier otro universo que la invitara a cruzar…
     Esta vez no fue aquel conejo blanco correteando de un lado para otro mirando trepidante su reloj, sino un pequeño y sugerente paquete envuelto en papel de plata y una cinta morada de la que colgaba una curiosa tarjeta con forma de sombrero de copa.
        —«¿Será el sombrerero loco?» —se preguntaba…  

      No atinaba a abrirlo. Con sus manos temblorosas y su mente a mil por hora, fue desenvolviéndolo hasta dar con una cajita que fue abriendo, esta vez, con sigilo y misterio…
       Y allí estaba ella: esa libélula que la incitaba una vez más a volar, adherida a una brillante y hermosa máscara, escogida personalmente por aquel que la invitaba a cruzar y viajar a su mundo…



       No sabía muy bien cómo había llegado hasta aquel lugar. Era un enorme salón donde otros invitados bailaban envueltos en hermosos y pintorescos trajes. Ella llevaba un vestido victoriano de color burdeos; y su máscara perfilaba sus ojos acicalando con dulzura su nívea tez.
          Quizá fue un mágico y grácil parpadeo, así como el aleteo de su libélula, lo que la hizo llegar hasta allí, pero de pronto se vio sumida en un mundo que la hipnotizaba y enarbolaba cada uno de sus sentidos.
       Alguien posó su mano sobre su cintura, a la vez que un cálido y estremecedor susurro acarició su oído; era él…
           Se sintió levitar como si no existiese el suelo bajo sus pies.
         Todas aquellas personas desaparecieron. Solo ellos estaban en el centro del salón girando sobre sí mismos sin parar de bailar y sintiendo sus cuerpos como río y tempestad.
          De pronto se quedaron quietos cruzando sus miradas a través de las máscaras. Fue un breve suspiro, pero significó toda una eternidad…

©Ginebra Blonde



GRACIAS a ti, mi querido Dulce… Por invitarme a tan exquisito mundo en el que bailar con el verbo y los sentires, siempre, a flor de piel… Por esta noche tan mágica y envolvente, de tu mano; de tu caballerosidad y elegancia, con las que solo cabe dejarse llevar, y disfrutar de los placeres que nos sugieres y a los que nos invitas con tu bonita generosidad.
 
Muy Feliz Año Nuevo, para ti, y para todos los que me acompañáis en esta aventura maravillosa de la palabra y las emociones.
 
Abrazos y cariños enormes 💙