Siguiendo su intuición
eligió su llave con decisión,
entre libros dejó lo pasado
y desde un tal vez
renovó su ilusión.
- © DUlCE -
Muchas gracias Alma.
Besos dulcemente grandes.
Tal vez
Hacía tiempo que estaba... ¿cómo? ¿cómo podría definirse su estado? No lo sabía ni siquiera ella. No era ansiedad; de hecho, nunca se había sentido tan tranquila, tan segura de sí misma. Tal vez era precisamente por eso que comenzó a hacerle falta y la idea no dejaba de darle vueltas en la cabeza.
En ese preciso instante en que su mente divagaba por senderos ya recorridos, escuchó que llamaban a la puerta. Le habían hecho llegar una invitación. Por la clase de la misma y las fechas que eran, no tenía dudas del remitente y sonrió al comprobarlo. Y, aún si no se había decidido a ir, la idea no le disgustaba.
La última noche del año. ¿Estaba lista? No lo sabía pero nada la detendría de averiguarlo. Se preparó meticulosamente, cuidando cada detalle. Buscó aquello que le era imprescindible para asistir: su máscara.
Llegó. El salón estaba lleno. Una dulce melodía de fondo se escuchaba apenas, el volumen justo para disfrutarla y conversar al mismo tiempo. A simple vista no reconocía a nadie, en definitiva, era tanto que no se hacía ver en ningún lado. Tal vez era mejor así, pasaría desapercibida... o eso creía.
Todo estaba organizado con la máxima exquisitez, como siempre. El Caballero que hospedaba cada año este evento era un verdadero Maestro de ceremonias. En uno de los salones estaban dispuestas pequeñas mesas donde aplacar los paladares más exigentes. Eligió sentarse en uno al azar. Él le sostuvo la silla y ella inclinó la cabeza agradeciéndole. Algo había comenzado a agitarse en su interior; un instinto que había estado callado por tanto tiempo ahora parecía volver a despertarse. Sintió un roce en su mano, un juego de dedos que no había olvidado.
Se levantó serenamente y fue hacía la entrada. Sobre una bandeja estaban colocadas diferentes llaves. Su intuición más básica le señaló cuál debía elegir. La tomó en su mano y fue hacía su lugar preferido; conocía la residencia a la perfección. Tenía que llegar a ese sitio, el indicado. Sin planearlo, todo estaba resultando como antes, como años atrás... como siempre. Tal vez esta vez con un resultado diferente.
No tenía prisas... ¿o sí? No, no la tenía. Sabía que la estaba siguiendo, lo conocía demasiado ¿bien? ...simplemente demasiado. Había estado como un lobo al acecho, esperando por su presa. Que equivocado estaba. Si en este juego había alguien que podría caer en las redes, no sería ella. El sonido firme de sus tacones era atenuado por las alfombras. De todos modos ella lo sentía cada vez más cerca. No tardaría mucho en alcanzarla. Y ¿qué pasaría cuando lo lograra? Tal vez... sólo tal vez.
¿Podría él hacerla olvidar de todo? Apresarla contra su cuerpo, siendo sus caderas su único sostén. Su mano acariciándole la nuca. Sus dedos se enredarían en su pelo, sujetándolo, jalando de él hasta hacerlo gemir de dolor, de placer, o una mezcla de ambos. Como esa punzada que le provocaba su aliento; sus dientes en el cuello. Sus huellas siempre fueron tan sólo un modo de marcar territorio, no más. Ahora era totalmente consciente de ello. Era exclusivamente ver quién era más fuerte.
Pero esta vez se equivocó desde el comienzo.
Apenas escuchó que entraba a la biblioteca, sonrió. Se quitó la máscara, deseaba verlo a los ojos. Esperó que se pusiera detrás de ella, que creyera que la historia volvería a repetirse. Lo observó sin decir palabra y él actuaba de la misma manera. Aunque su mirada poseía un fuego que no sabía exactamente a qué se debía. ¿Pasión? Tal vez exasperación o frustración al darse cuenta que no sería el dominante en esta ocasión. Ella ya no se pondría a sus pies, ni siquiera por ese grande placer que le podría otorgar. Había aprendido. El tiempo siempre ha sido un buen maestro.
Se giró sin más y lo dejó allí... los libros fueron sus mejores amigos en estos últimos años. No tenía nada por decir, no valía la pena, ya no.
Bajó las escaleras, encontrándose con el anfitrión de la fiesta. Se saludaron, él hizo una pequeña inclinación con su cabeza, mirándola con ¿orgullo? ...tal vez sí, seguramente sabía o adivinaba lo ocurrido. Había vuelto de un sitio donde nunca debería haberse marchado. Sonrió emocionada... tal vez el año que apenas iniciaba traía consigo muy buenos auspicios después de todo.
Llegó. El salón estaba lleno. Una dulce melodía de fondo se escuchaba apenas, el volumen justo para disfrutarla y conversar al mismo tiempo. A simple vista no reconocía a nadie, en definitiva, era tanto que no se hacía ver en ningún lado. Tal vez era mejor así, pasaría desapercibida... o eso creía.
Todo estaba organizado con la máxima exquisitez, como siempre. El Caballero que hospedaba cada año este evento era un verdadero Maestro de ceremonias. En uno de los salones estaban dispuestas pequeñas mesas donde aplacar los paladares más exigentes. Eligió sentarse en uno al azar. Él le sostuvo la silla y ella inclinó la cabeza agradeciéndole. Algo había comenzado a agitarse en su interior; un instinto que había estado callado por tanto tiempo ahora parecía volver a despertarse. Sintió un roce en su mano, un juego de dedos que no había olvidado.
Se levantó serenamente y fue hacía la entrada. Sobre una bandeja estaban colocadas diferentes llaves. Su intuición más básica le señaló cuál debía elegir. La tomó en su mano y fue hacía su lugar preferido; conocía la residencia a la perfección. Tenía que llegar a ese sitio, el indicado. Sin planearlo, todo estaba resultando como antes, como años atrás... como siempre. Tal vez esta vez con un resultado diferente.
No tenía prisas... ¿o sí? No, no la tenía. Sabía que la estaba siguiendo, lo conocía demasiado ¿bien? ...simplemente demasiado. Había estado como un lobo al acecho, esperando por su presa. Que equivocado estaba. Si en este juego había alguien que podría caer en las redes, no sería ella. El sonido firme de sus tacones era atenuado por las alfombras. De todos modos ella lo sentía cada vez más cerca. No tardaría mucho en alcanzarla. Y ¿qué pasaría cuando lo lograra? Tal vez... sólo tal vez.
¿Podría él hacerla olvidar de todo? Apresarla contra su cuerpo, siendo sus caderas su único sostén. Su mano acariciándole la nuca. Sus dedos se enredarían en su pelo, sujetándolo, jalando de él hasta hacerlo gemir de dolor, de placer, o una mezcla de ambos. Como esa punzada que le provocaba su aliento; sus dientes en el cuello. Sus huellas siempre fueron tan sólo un modo de marcar territorio, no más. Ahora era totalmente consciente de ello. Era exclusivamente ver quién era más fuerte.
Pero esta vez se equivocó desde el comienzo.
Apenas escuchó que entraba a la biblioteca, sonrió. Se quitó la máscara, deseaba verlo a los ojos. Esperó que se pusiera detrás de ella, que creyera que la historia volvería a repetirse. Lo observó sin decir palabra y él actuaba de la misma manera. Aunque su mirada poseía un fuego que no sabía exactamente a qué se debía. ¿Pasión? Tal vez exasperación o frustración al darse cuenta que no sería el dominante en esta ocasión. Ella ya no se pondría a sus pies, ni siquiera por ese grande placer que le podría otorgar. Había aprendido. El tiempo siempre ha sido un buen maestro.
Se giró sin más y lo dejó allí... los libros fueron sus mejores amigos en estos últimos años. No tenía nada por decir, no valía la pena, ya no.
Bajó las escaleras, encontrándose con el anfitrión de la fiesta. Se saludaron, él hizo una pequeña inclinación con su cabeza, mirándola con ¿orgullo? ...tal vez sí, seguramente sabía o adivinaba lo ocurrido. Había vuelto de un sitio donde nunca debería haberse marchado. Sonrió emocionada... tal vez el año que apenas iniciaba traía consigo muy buenos auspicios después de todo.
Después de mucho tiempo, aquí estoy.
No sé si será permanente o menos, tal vez veré cómo se dan las cosas
y el tiempo, sobre todo.
Quería agradecerle a Dulce
y su magnífico baile de fin de año;
y también, obviamente,
a todos esos amigos que, sin necesidad de nombrarlos uno a uno,
me han acompañado todo este tiempo,
sin soltar mi mano...
...gracias de corazón.
Les deseo lo mejor en este año que comienza...
...buen 2023!!!
UN Lujo de post.Felicitaciones!!
ResponderEliminarContar con Alma siempre es un lujo y no ha sido la excepción en este Baile.
EliminarUn beso dulce.
Siempre es un placer leer a Alma en sus poquitas apariciones. Felicidades para los dos, mis queridos amigos.
ResponderEliminarMil besitos para cada uno con mi cariño y muy feliz día ♥♥
Una aparición especial para hacerse presente en el Salón, y yo encantado de que lo hagan.
EliminarBesos muy dulces Mi Querida Auro.
Creo que no he leído nunca a Alma, pero lo que acabo de leer me ha encantado. Felicidades a Alma, a los dos, y gracias a tí por tu generosidad. Un beso dulce.
ResponderEliminarMe alegro que te haya dejado una buena impresión, tiene variados blogs para leer y disfrutar. Gracias a ti Carmen.
EliminarUn beso dulce.
Me ha gustado mucho, siempre es un placer leerla y en este género de sensualidad es un artista.
ResponderEliminarUn abrazo y botes para ambos
Debería deleitarnos más con historias así, no es cierto? esperemos lo haga más habitualmente.
EliminarBesos dulces Campirela.
Ainssssssssssssss Dulce...
ResponderEliminarEsta mañana ví desde el móvil tu entrada para mencionar la mía, y apenas he podido, entro para agradecerte una vez más y todas las que hagan falta... que no serán suficiente para el gran amigo que eres. Es un honor para mí haber sido parte de tu espléndido baile otro año más... y el saber que personas como tú, amigos, están sin preguntas, sin condiciones, hacen que sea muy difícil estar lejos...
Gracias, gracias, gracias... besos grandes, especialmente grandes.
Agradecido yo de que hayas estado presente en mi Baile, más porque sé que no estás muy activa en los blogs, salvo en los tuyos cada tanto, así que doble agradecimiento para ti.
EliminarBesos dulcemente grandes.
Tenías que ser vos Alma querida.. detalle por detalle, sensación tras sensación...
ResponderEliminarExquisito tu relato!
Y las imágenes uff..potentísimas!
BESOS A LOS DOS!
Solo me queda adherirme a tus palabras para Alma :)
EliminarBesos dulces Lunaroja.
Me encanto es una gran autora. El relato muy romántico. Te mando un beso.
ResponderEliminarLo es, espero que escriba más relatos como hacía antes.
EliminarUn beso dulce.
Con su sello característico. Una narrativa hermosa y exquisitamente expresiva; contundente, profunda e intensa…
ResponderEliminarUn placer leerla…
Felicidades, y Bsoss con cariño para ambos 💙
Nada más puedo agregar porque concuerdo plenamente contigo :) Tan solo agrego...
EliminarMás dulces besos cariñosos para ti.
Una gran escritora y un homenaje muy bello. Besos a los dos.
ResponderEliminarCiertamente lo es. Gracias Rocío.
EliminarBesos dulces.
Awww, no sabía que Alma había regresado [desgraciadamente, no me deja entrar en su blog por este problema *.*] ¡Y lo hizo por todo lo alto con el Baile de Fin de Año! Su pluma es excelente, y los gifs acompañan perfectamente la lectura, con esa Keira Knightley tan espectacular.
ResponderEliminarUn besazo muy dulce para ambos <3
No podía perderse Mi Baile y como dices, lo hizo por todo lo alto.
EliminarOtro dulce beso para ti.