Surcar
el mar de tu piel
siendo bajel
que despliega sus velas
a favor de tu ondulación.
Oscilante
de punta a cabo
entre el tempestuoso oleaje
que crece en tu interior.
Para zozobrar
inundado de tus aguas
profundas y cálidas,
desbordadas en mareas
por tus espumosas orillas.
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“La belleza complace a los ojos; la dulzura encadena el alma” (Voltaire)