Besarte,
con hambre y fiereza
y enmudecer mis labios
en los tuyos cubiertos de miel,
donde jugosa es la lascivia
exprimiendo el fruto de tu malicia.
Con febril vigor mi lengua
recorre el camino y asciende
circundando laderas
hasta tu hendidura desértica
inhalando el presagio de tu orgasmo.
Y tú preñada de júbilo
viertes todo lo que sientes
con tu alma confesa
sin poder negar el nombre
de quien te hace su posesión.