miércoles, mayo 29, 2024

Dakota en La Habitación Violeta II.

Tras la puerta de La Habitación Violeta las fantasías toman forma y los placeres se multiplican. Todo es posible cuando nos dejamos llevar por los deseos y los juegos perversos.
Dakota es protagonista de la quinta sesión ...


Mi gratitud Dakota por tu presencia en La Habitación Violeta.
Besos dulces.

Sumisa



La noche prometía, Dulce me citó en el club "La mazmorra del Deseo", un lugar donde había encuentros de Amos y sumisas, una de nuestras fantasías por cumplir. Me envió un mensaje para ordenarme como tenía que vestir. Cogí un taxi y me dirigí al club.
Una vez en el club, el recepcionista me preguntó el nombre.
- Soy Dakota.
Me buscó en la lista mientras me miraba descaradamente, imagino que intuía que llevaba bajo el abrigo. Por fin dio con mi nombre:

- Aquí está señorita, como es una cita concertada póngase este pin con el número 13, su Amo llevará el mismo pin.
Pasé por el vestíbulo, dejé mi abrigo y me dirigí al salón, tal como me ordenó Dulce, llevaba un sujetador de encaje negro con las copas de cuero a juego con las bragas y el liguero, medias negras, tacones de aguja, el pelo recogido con una cola y un antifaz bordado que cubría mis ojos. El salón se abría ante mí, una decoración clásica y elegante, caminé hacia la barra, observando todo el entorno, Amos, sumisas, mascotas, cada cuál desempeñaba el papel que más le excitaba, pedí una copa y me senté en un sillón esperando a mi Amo.

Sentí un aliento sobre mi cuello, alguien me susurro: ~No te gires
~Si, Amo (me besó el cuello).
Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
~Esta noche seremos tres, dijo Dulce, escoge una mascota.
Vi una chica que me atrajo, hacía el papel de gatita, y eso me excitaba mucho. Tenía un cuerpo muy atlético.
~Me gusta esta gatita Amo, le dije a Dulce.
~Bien, agarra su correa y sígueme a la habitación.
~Si, Amo.
Nos dirigimos a la habitación con nuestra gatita, yo me encontraba muy excitada y Dulce lo sabía, me miró con su sonrisa pícara.
Llegamos a la habitación, era un dormitorio grande, con juguetes varios para practicar la dominación, con una luz tenue al igual que el salón.
Dulce se sentó en un sillón y el juego comenzó.
~Besa a la gatita, acariciar vuestra piel de forma sensual, excitad a vuestro Amo.
Comenzamos a besarnos, acariciándonos suavemente nuestras espaldas, caricias muy sensuales, azotamos nuestros culitos, mientras la gatita acariciaba mis pechos, yo me dirigí a su clitoris y la masturbé lentamente.
Dulce nos miraba atentamente, bajando la cremallera de su pantalón, liberando su erección, y comenzando a masturbarse mientras nos miraba, con cada gemido, Él se excitaba más. Nos dio la orden de detenernos.
~Detente esclava, ven aquí gatita.
La gatita se acercó caminando a cuatro, sus pechos se balanceaban al caminar.
~Esclava, mira como la gatita saborea mi erección y masturbate sin llegar al orgasmo.
~ Si, mi Amo, le respondi. La gatita comenzó a lamer suavemente y poco a poco comenzó a tragar, Dulce estaba excitadísimo y yo también, me estaba costando mucho no tener un orgasmo en ese momento, al ver como la gatita se la tragaba toda.
~ Para gatita y ponte a cuatro, le ordenó Dulce.
~ Ven esclava.
~ Si Amo.
Me acerque y Dulce me ordenó abrir mis piernas ante la gatita.
~ Gatita, quiero que saborees todo su clítoris, toda su intimidad, mientras yo te penetro.
La gatita se acercó, aparto mis bragas, ~rómpelas, le ordeno Dulce. Maúlla como buena gatita y empieza a lamer.
~ Miau y empecé a sentir su lengua sobre mi clítoris, estaba empapada, deseando poder estallar toda esa lujuria que mi cuerpo contenía, pero debía aguantar hasta la orden de mi Amo.
Dulce comenzó a penetrar a la gatita salvajemente, con fuerza, azotando su culito, dios que excitada estaba. La gatita maullaba de placer hasta correrse sintiendo a Dulce.
~ Aparta gatita, le ordenó Dulce.
~ Esclava ponte a cuatro.
~ Si Amo, le respondí, y me coloqué a cuatro ante él.
Agarro mi cola y empezó a tirar de ella a la vez que me penetraba con furia, empece a gemir de placer, Dulce me azotaba, tiraba de mi cola, el placer era inmenso, cada vez mayor.
~ Ahora esclava, me dijo Dulce, quiero sentir como te corres ante mí. Y dejé salir todo ese placer contenido en un inmenso orgasmo.
~ Asi esclava, déjate llevar, grita más fuerte.
~ Si Amo, respondí entre gritos de placer.
Entonces fue cuando Dulce se corrió, lo hizo sobre mi espalda, sentí todo su fluido caer sobre mí, ardiente.
~ Ven gatita, saborea mi leche sobre la espalda de mi esclava.
La gatita se acercó y lamio mi espalda saboreando toda su leche.
~ Ahora besa a mi esclava.
La gatita se acercó y me beso, el sabor de Dulce quedo impregnado en las dos.
~Puedes irte gatita, le dijo Dulce.
Y nuestra mascota abandono la habitación.
~ Fin del juego por hoy, dijo Dulce, y me beso.
Eso quería decir que habría próxima vez y yo encantada.

©️ Dakota

domingo, mayo 26, 2024

J.P.Alexander en La Habitación Violeta II.

El trece también puede ser un número de encuentros deseados, de dulces momentos, de intensos placeres. La cuarta sesión así lo confirma ...   


Mi gratitud JP. Alexander por volver a La Habitación Violeta.
Besos dulces.

Trece

Gota  a gota  paso  a paso.  Entre  el miedo  y  el  deseo  camino  entre la lluvia  y  la niebla voy a su encuentro como  cada  12 de  abril.  Él  sale  de las  sombras  de su  castillo   a  buscar  a alguien   que  lo acompañe   que  vea  más  allá de sus prejuicios y miedos.

Yo  lo sé porque  Él me  eligió.  Una  noche  como  estas  en medio de la lluvia.  Susurro mi nombre.  Me  acuerdo  verlo    en  medio  de la niebla   por   una  calle solitaria.

Al principio tuve miedo y salí corriendo, pero  Él se atravesó en mi  camino. Se  acercó  a mí y  me  dijo   en voz  baja —  Te  he  buscado incesantemente ,  Ven  conmigo.    

Su  voz tentadora,  el dulce susurro de sus  palabras, su mirada  ámbar ,me hicieron  seguirlo contra mi  buen  juicio.  En cuestión de  minutos llegamos   a  un  castillo    rodeado  de lavandas,  una de  mis plantas  favoritas.  

Él tomo mi mano era fría como hielo, pero no me importó.  Se  acercó  y me  miró   a los ojos. 

 —  Te  deseo  ,  ven a mí.

Por un momento   me  vi en otro  tiempo   caminando  por  este  castillo  junto  a Él.  Mientras Él   tocaba mi espalda   y  recitaba  poesía. Me di cuenta de que ese momento  ya lo había vivido.  Que  me  había enamorado en otra  época  de  aquel  hombre. 

 Cuando entré en la habitación recordé  que aquel hombre  se llamaba  León  y lo había  amado en mil vidas distintas. 

FuI  con Él  a una habitación  de color lila. Tomó mi boca como  yo quería tomar su cuerpo.  De  forma  lenta  y  suave  hasta  que  saturó  mis  sentidos.  Volviendo su  exploración  cada  vez  más dura y caliente. Inundando mis sentidos hasta que ya no pude respirar.

Con  ese  beso  empezaron  mis  citas  cada  12  de  abril.  Cada  vez más  atrevidas,  más  apasionantes  y  dulces. 

Aún recuerdo la última vez que lo  vi  y lo que hicimos  esa noche mágica.  Él  vino  a  buscarme a  mi  habitación  en la  que  yo  esperaba  ansiosa  y asustada  de  que no llegara. 

Me  cargó en sus  fuertes  brazos. Su aliento frío en mi  oído dijo en voz  baja. 

―Siempre  te buscaré. ¿Confías  en  mí? 

―Si―  le dije   sin mentir.  Era  raro, apenas lo conocía, pero confiaba  ciegamente en Él. 

Me  llevó  a su   castillo  a su  habitación. Un cuarto de  color lila.  Con    una  cama  enorme de  dosel  y vista  a  un jardín lleno  de  orquídeas.   

― Vamos, a  divertirnos. ―Él me depositó  en la  cama bocarriba.  Ató  mis  manos a la cabecera.  Tocó  mi mejilla  ― Estate quieta. También  voy a  vendarte.  

Insegura  y con  un poco  de miedo pregunté. ―¿Qué vas  a hacerme?

―Nada que no  desees. Si  tienes miedo me dices  que  pare. ¿Lo entiendes?

Lo entendía  y   estaba paralizada  de miedo y  deseo. 

Él me miró  con  sus grandes  ojos  dorados  y me  volvió  a preguntar ― ¿Lo entiendes?

―Si, pero...

―  Si te sientes  incómoda  con  esto.  Me dices  que pare  y  el juego  se  detiene.  No hables. ¿Está  claro?

― Si,  pero. 

― ¿Deseas  jugar?

― Sí. 

― No hables  a menos que  desees  detener  el juego. 

Le saque la lengua en señal  de  rebeldía. León la atrapó entre sus dientes y suavemente la mordió, entonces la chupó como si estuviera chupando mi  clítoris. ―Última advertencia. 

Luego de decir eso  me  vendo los  ojos  con  un pañuelo de seda color lila. Luego  con  voz  llena de deseo me  dijo ―.  Vuelvo enseguida.

Mi corazón empezó a palpitar más duro. Escuché botellas tintineando contra los azulejos y al fregadero que se abría y cerraba. Luego oí como  se  desabrochaba  la  cremallera  de sus pantalones  y  el ruido sordo cuando cayeron al piso. Era extraño como  agudiza mis sentidos. Estaba tan sintonizada imaginándome a  Él  desnudándose.  

León dio un paso adentro y preguntó ―¿Tienes frío?

Estaba  temblando de miedo y  deseo.  Mis pezones   se encontraban  duros. ― Sí.

― Déjame ver si te puedo calentar.

Me sorprendió cuando  sentí su  boca  sobre mi  pezón  izquierdo. Sus  caricias  quitaron mis  miedos  y  mi  frío.  Deseaba  más  de Él  sin importarme  nada más. 

León presionó su frío cuerpo desnudo en contra el  mío. Me  acarició  la  garganta  con su nariz. ―Tengo algo que quiero que saborees. ¿Estás  lista?

Por un momento quise decir no. Pero en lugar de eso mi  deseo  se  hizo  cargo  y  dije ― si ―  con  voz muy  baja.  

―Abre  la boca.

Lo hice y  saqué mi lengua.  

― Muy bien. ― Me elogió. Supe que estaba  contento porque  confié en Él.  Sentí como una  cuchara  entraba  en mi  boca  con  algo   dulce, Cerré mi boca  y  tragué.

Él inquirió, ―¿Qué es?

―¿Miel?

―Muy  bien,  preciosa. ―Gotitas de esa misma sustancia pegajosa aterrizaron sobre mis pechos  y  mi  vientre como  también  por la parte superior de  mis muslos.

―¿Qué estás haciendo?

―Haciendo mi paleta personal. Voy a lamerlo todo. Cada pequeña gota

Tragué  con  deseo.  

―Abre la  boca  y saca la lengua.

Lo hice. Algo caliente y  dulce  invadió mis papilas  gustativas. Gemí. 

―Salsa de chocolate.

―Muy bien. ― León hizo correr salsa caliente hacia debajo de mi cuello. Vertió tanto sobre mis pechos que  sentía que goteaba de mis pezones. Recubrió la parte interior de sus muslos. Luego León me lamió la barbilla y los labios. Luego me  besó de  forma intensa.

― Eres  tan dulce. ―Abre la boca y saca la lengua.

―¿Cuántos sabores distintos voy a tener?

―¿Ansiosa por sentir mi lengua sobre ti? ¿Lamiendo cada gota de dulce?

Él  tenía  razón mi    sexo se apretó con fuerza. ― Te  deseo  León. 

―Ya lo sé, preciosa, ese es el punto. ―Usó los dientes para tirar del lóbulo de mi oreja, enviando corrientes eléctricas  por  todo mi cuerpo  desde   la punta  de mis cabellos  rubios  hasta los dedos  de mis pies.   

―. Ahora se una buena chica y saca la lengua o te llevaré a bañarte  y  dejaré  que el agua te  limpie por mí.

Con miedo de que esto parara casi  grité ―¡No!,  Continua.  ―Saqué mi lengua. Más líquido pegajoso goteó por mi barbilla. ―Jarabe de Cerezas.

―Tienes muy desarrolladas las papilas gustativas, vamos a ver cómo se sienten las mías contra tu piel.

León empezó el ataque en mi cuello y lamió su camino hacia abajo. A veces rápido. A veces lento. A veces raspando los dientes sobre mi piel. A veces chupando. Pero cada barrido de su lengua, cada aliento frío, cada gemido y cada suspiro sólo me  empujaron más allá al borde. Mi corazón, mis brazos, mi vientre, todo mi cuerpo temblaba  y se estremecía  al  ritmo  de  sus  caricias. 

Finalmente, Él dijo, ―Abre tus piernas.

Mi sangre parecía palpitar violentamente en mis venas cuando deslizó sus pies desnudos a través de la fría baldosa.

Un zumbido sonó al lado de mi oído derecho.  puso  algo  en mi clítoris  y luego   introdujo  un  vibrador  en mi  vagina.  El vibrador se deslizó adentro fácilmente. Entonces León  lo encendió.

Mis sentidos  parecían explotar. La parte que estaba adentro de mi coño vibraba de manera diferente a la que estaba sobre mi clítoris.

―¿Te lastima?

―No. Se siente extraño. Excitante. ―Lo sentí sonreír contra mi pecho. 

―No voy a ponerlo a toda velocidad. Mientras él esté haciendo lo suyo, yo voy a hacer lo mío. Dios, adoro tus tetas. Especialmente sin los condimentos. 

Me arqueé cuando León chupó mi pezón, lo que presionó el aparato exterior más firmemente en contra de mi clítoris. Mi cuerpo entero se sacudió. La oscuridad, los aromas dulces en el húmedo espacio cerrado, el hambre de la boca de León, la sensación de su cuerpo duro, y el impedimento de usar mis manos. Todas esas sensaciones abrumadoras me  volaban la  cabeza. Las vibraciones imparables dentro de mi coño y sobre mi clítoris me estaban conduciendo camino al orgasmo más rápido de mi vida.

― Uy  ― Gemí  cuando el clímax me golpeó ferozmente como relámpagos en cadena, con intensas explosiones y destellos. 

El zumbido se detuvo. León quitó el vibrador y su boca estaba sobre mí,  Me    liberó las manos y  me  quitó  la  venda  de los  ojos. Luego me  llevó  a un enorme   baño.  Él abrió la ducha, dejando que el agua fría golpease sobre su propia espalda hasta que se calentó. Las gotitas de agua rociaron mi  rostro y un olor  a lavanda  cubrió el cuarto de  baño.  

León  me lavó completamente mientras me besaba dulcemente. Él dijo. ―Te quiero. ¿Estás bien?

―Cansada. 

―Agárrate fuerte. ― Volvió con una toalla mullida, me secó concienzudamente y me condujo de vuelta hacia el dormitorio.

Me hizo el amor lentamente y  me quedé  dormida  en sus  brazos.

A la mañana me desperté en mi habitación, pero Él ya no estaba. Solo una   orquídea   lila   en mi  cama  y  una  nota diciendo  que  lo  vería  el  próximo  12  de abril.

Y después  de  treces aquí estoy  sentada en mi cama contando los minutos  para  ver a mi poeta, a  León.

© J.P. Alexander

miércoles, mayo 22, 2024

Percibir. (Tanka)

Puedo percibir
tras el tímido velo
las emociones
que agitan su alma
más allá de los sueños.
También presentir
el suspiro ligero
que no esquiva
el acertado tacto
del flechazo de Eros.

domingo, mayo 19, 2024

Campirela en La Habitación Violeta II.

Las buenas experiencias se repiten, fue así que Campirela regresó a La Habitación Violeta, dispuesta a vencer los pudores y a saborear el placer más dulce. La tercera sesión ...


Mi Gratitud Campirela por estar nuevamente en este reto.
Besos dulces. 


SUMISIÓN

Te busco entre tus brazos siento vida dentro de ellos tus palabras son esperanza Y tu sexo el alimento… Aquí estoy a tus pies esperando tu mandato Atrapada en mis cadenas. Al Salvaje ardor de tu deseo vengo veloz impaciente por cumplir Tu voluntad. Mi Dueño y Señor eres Tú eres mi perdición más yo sumisa Acato tu voz. Encerrada estoy en este corazón presa de vos mi Dulce Señor
Con cadenas, cuerdas y mordazas jugamos los dos tú me ordenas yo obedezco y así haces Que llegue mi dulce agonía. Símbolos de sumisión, donde el baile de dominación Le interpretamos a la perfección. Cuando el dominante alcanza el control
la sumisa se pierde en su piel
llegando al éxtasis en cuerpo y alma
dentro de esa ternura
que tan solo sabemos
Tú y yo

© Campirela

jueves, mayo 16, 2024

Lunaroja en La Habitación Violeta II.

Aceptar los dulces retos es un desafío y supone entrar a los Dominios del León. Así acudió a la cita retándose a sí misma, pero cuando entró en La Habitación Violeta, se desarmaron todos sus esquemas.
Y así fue la segunda sesión ...


Mi Gratitud Lunaroja por aceptar el desafío.
Besos dulces.

J(F)UEGO PROHIBIDO

Acepté el reto.

Iba a jugar a su manera, a pesar de que era algo que no me atraía demasiado ,pero, me dejé llevar por ese típico “y porqué no?

Éramos una fusión entre polos opuestos y a la vez totalmente parecidos , así que la cosa prometía.

Quizás fue eso lo que me enganchó a aceptar esta especie de desafío. Pura cabezonería. Así que no muy convencida acudí a la cita en la casa del León.

Por lo pronto yo había ido dejando caer mis condiciones, mis límites (más bien cortos).

Él sabía que no me gustaba el dolor físico, ni el sentirme sometida, y todos esos juegos que tanto le gustaban, conmigo tenían poca chance. Acepté porque él aceptó respetarlos.

Por suerte mis pensamientos se detuvieron de golpe, apenas Él abrió la puerta.

Me sonrió y me invitó a entrar, me sentí súbitamente tímida… (tímida yo?) Nuevamente me obligué a soltar el control, si no, no funcionaría nada.

No crean que hablamos mucho, todo era un acuerdo de miradas, que por suerte me ayudaron a relajarme y a fluir.

Tanto fluí que cuando me quise acordar estaba desnudándome y León, me miraba con una semi sonrisa “comprensiva” mientras encendía una vela de un hipnótico aroma a miel que se esparció por todo el espacio.

Claro, debería disfrutar muchísimo de verme casi avergonzada, porque no era yo la que tenía el mando.

Me recosté en la cama de ese cuarto semi oscuro, su misteriosa estancia con todo lo que ofrecía para el placer.

León se acercó, colocó la aromática vela en la mesilla y comenzó a acariciarme la pierna desde los dedos del pie a la ingle, apenas sugerido diría… apenas un toque cálido.

Me tomó las manos, y con un movimiento rápido y delicado, me colocó un par de esposas, una en cada muñeca, atrapando mis manos a cada lado del cabecero de la cama. (Eso estaba permitido)

El silencio era atronador, solo se oía nuestra respiración y apenas, unas palabras en susurro.

(Creo que no hacía falta mucha explicación)

Lo curioso es que me di cuenta de que me empezaba a gustar ese jueguito (que yo creía que era un jueguito) de sumisión.

Y lo más curioso aún fue que empecé a darme cuenta de que me excitaba.

No pasaba nada pero estaba pasando de todo, al menos en mi mente, en la piel y entre mis piernas.

Con una semi sonrisa mental me di cuenta de que a él también le estaban pasando cosas, pero como ninguno decía nada, era casi más sexual que si estuviéramos tocándonos.

Por fin rozó mis pechos con algo muy suave, de color púrpura… era sedoso y cálido, y toda la piel se erizó. Tomó con delicadeza mi cabeza y rozando mis mejillas con ese satén, me puso un antifaz que me dejó en la más absoluta oscuridad. (Y esto? Estaba pactado? Ni recordaba…)

Como si oyera mis pensamientos me dijo que me tranquilizara, que nada sería desagradable para mí. Confié, sabía que sería incapaz de hacerme nada que Él supiera que no me gustaría.

Lo sentí inclinarse, casi colocarse sobre mí, sentía su piel caliente, sus músculos en tensión, sosteniéndose sobre sus brazos, y rozándome todo el cuerpo.  Su erección abriéndose paso con firmeza debajo de mi vientre.

Yo sabía que eso no era todo.

Entonces se inclinó y me dijo al oído que sentiría algo especial en mi piel…

Mi respiración se agitó, eso sí que no sabía que podía ser. No sabía si me gustaría o no,pero, ya no había como deshacer esa madeja de deseo. (Y sí, me dije…me gustaba)

De pronto sentí que algo caliente comenzaba a gotear lentamente y por diferentes sitios en mi piel. Algo ardiente, pero, que no quemaba hasta el punto de decirle que ahí se acababa el juego.

Esperé anhelante. Una gota en el cuello, más gotas en mi pecho, en los pezones, bajando y bajando hasta el puente de mis pies.. todo mi cuerpo oliendo a esa maravillosa cera de miel….

Súbitamente comencé a sentir su lengua recorrer en sentido inverso el recorrido de la cera…desde el puente de mis pies en un exquisito ascenso.

Su lengua?

Se estaba comiendo la cera? Esto era más de lo que podía imaginar… oía su risa, sentía su tacto,sentía su saliva  caliente recorrer el sendero de las gotas. La lucha entre mi mente y mi excitación se resolvió en cuanto su lengua rozó mi sexo.

(Si le gustaba comerse la cera, no sería yo la que se lo impidiera, a esa altura de las cosas)

Dejé de pensar y especular, y me rendí a esa lengua devoradora que repartía gozo, y calor por todo mi sexo.

Me sentía poderosa, a pesar de mi situación de vulnerabilidad y me dejé avasallar por esa ola de placer en un orgasmo exquisito, a oscuras, pero plena con todos mis otros sentidos explotando en todo mi ser.

Ël se retiró y yo como una ciega le pedí que no se fuera, que me liberara de mis esposas y me devolviera los ojos,para poder “retribuirle” con creces el placer.

Pasaron los minutos y yo expuesta y desnuda, sin poder moverme esperé.

Cuando por fin, liberó mis manos y mis ojos…vi en su mirada, esa expresión tan de lobo (no de León por más que le encantara que le dijeran así) conservando la calma frente a su presa a pesar de su excitación más que evidente.

Bajé los ojos hacia sus manos y en ese momento se resolvió el enigma de la cera.

Entre sus dedos,un pequeño cazo de cobre antiguo, lleno de miel caliente que con un pequeño gotero de cristal, había ido dejando caer gota a gota lo que yo creí era la cera de la vela aromática.

Dejó a un lado el artilugio, lanzó una carcajada al ver mi cara de asombro y, me ordenó que me pusiera de espaldas y levantara las caderas. Cogió mi melena tirando de ella como si fueran sedosas bridas y comenzó la segunda parte del juego.

(El resto, que lo cuente Él)


© Lunaroja

lunes, mayo 13, 2024

Ginebra Blonde en La Habitación Violeta II.

La cita estaba pactada en La Habitación Violeta ...
Los tacones marcaban su andar ansioso al subir por las escaleras y tras cada escalón iba dejando una prenda. Cuando por fin cruzó la puerta, encontró mi mirada y la primera sesión inició ...

Mi gratitud Querida Gine por acudir a mi llamado.
Dulces besos cariñosos. 


QUIETA

Quedarme quieta no era sencillo... Aún menos, cuando desde mi hermético mutismo y la venda de mis ojos, solo se me permitía desarrollar, de momento, el sentido de mi oído escuchando el caliente susurro de tu gemido y el tacto de tus firmes manos sobre mi expuesta piel.

Para ambos era más que un juego; era una forma de vida que nos convertía en una bomba de relojería a punto de explotar a cualquier hora del día o de la noche. Ya no era suficiente con hacerlo en nuestro mundo; ese a cal y canto donde retozar entre sábanas de raso...

Sentir ese otro mundo violáceo e inmerso en una atmósfera plenamente excitante sabiendo de los límites que allí deseaba traspasar, era un libidinoso reclamo; una invitación a mi entregada voluntad que no podía obviar.

Y lo hice… Caí presa de tus maestras manos:

—Quieta —me dijiste. Y detuve hasta mi aliento.

Sólo mis zapatos negros de tacón de aguja como única prenda, y mi cuerpo cual racimo de emociones titilando, conformaban aquel escenario que me hacía enloquecer de deseo.
 
Reposé mi pecho sobre aquella tarima de piel con sujeciones. Mis labios, henchidos y verticales, eran tempestad que gemían y palpitaban sintiendo el ardor y la tenue luz de aquella habitación violeta penetrando(me); pero era pensar en el fuego de tu mirada clavada en mí, lo que me hacía temblar, desearte y no poder mover ni un solo músculo como me ordenaste. Y eso, aún me provoca más... Esos tempos que tú marcabas en cada exacto momento en el que, sabías… me derrumbaba…; clamaba más intensidad; más de ti y tu fiereza acicalando mi piel con las rojeces dilatando mi efervescente placer.  

Y así fue…

Así llegué donde y como tú deseabas… Fui en ti; y tu húmedo beso fue la rúbrica en mis labios... aún palpitando.
 

© Ginebra Blonde

miércoles, mayo 08, 2024

Orlada.

Ninfa de las ensoñaciones
tú que conviertes páramos
en vergeles de colores
cuando el deseo dibuja
tu figura en el aire
orlada entre los versos
que nacen en tu nombre.
Sé que el cielo cristalino
reverbera en tus ojos
y encandila demonios
seducidos por la fertilidad
que desprende tu existencia
al expandirse sin tiempo,
embriagando sin mesura
a quien se pierde ciegamente
en tu cautivante laberinto.

jueves, mayo 02, 2024

Subliminal.


VEN,
entra a Mis Dominios
con el corazón abierto
y la mente desnuda,
sígueme más allá
de los umbrales de lo debido
que te enseñaré un idioma
por ti desconocido.
Prueba el fruto del placer
con ansias de sabiduría.
HAZLO de rodillas
con la complacencia como bandera
disipando la niebla de toda duda.
VEN,
te elevaré en cada impulso,
mi tacto será certero
alcanzando todos tus rincones
a través de los ritos del sexo,
majestuoso será así
el espíritu de tu vuelo.
VEN es el punto de inicio,
cuenta nueve y da el siguiente paso
salta al once, dieciséis, dieciocho
y termina en diecinueve
como última palabra,
porque mis deseos son órdenes.

Poema que forma parte de la propuesta "Subliminal"
del blog "Variétés" de Ginebra Blonde.
También publicado en "Lovely Bloggers" bajo etiqueta © DUlCE.